Disipada la sombra que tendió el FBI sobre la campaña electoral, Hillary Clinton prometió el lunes construir un Estados Unidos “generoso” sobre las ruinas de una campaña caracterizada por su acritud. Donald Trump dijo a sus seguidores que es la última oportunidad de los votantes para reparar un sistema roto.
Con la meta a la vista, los dos candidatos se impusieron jornadas extenuantes en el último día de una campaña que ha hastiado a toda la nación. Ambos tenían previstas visitas a grandes ciudades del país hasta bien entrada la noche.
En su alegato final en Pittsburgh, Clinton se refirió a la manera como gobernará. Dijo que escucharía a los votantes que la rechazaron y echortó a mostrar “más amor y bondad”.
“Tenemos que elevarnos por encima de esto”, dijo a una multitud entusiasta en Pittsburgh. “No estamos obligados a aceptar una visión sombría y divisonista de Estados Unidos. Mañana, ustedes pueden votar por un Estados Unidos esperanzado, incluyente, generoso”.
Aunque la campaña de Trump prometió un mensaje positivo para las últimas horas, el candidato hizo un discurso repleto de los ataques frontales que encantan a sus seguidores leales. Fustigó a Washington, el sistema de salud y Clinton.
También cuestionó la legitimidad de la revisión de los correos electrónicos de una colaboradora de Clinton.
“Clinton es protegida por un sistema totalmente amañado”, dijo en un acto en Sarasota, Florida.
La campaña de Trump insinuó que la última, rápida revisión de los correos a una colaboradora de Clinton no pudo haber sido exhaustiva.
“Han embarullado la investigación desde el comienzo”, dijo Jason Miller, un vocero de Trump, a CNN. Miller pidió al FBI que difunda los correos de la colaboradora Huma Abedin.
La carta del director del FBI James Comey a los legisladores el domingo es una espada de doble filo para Clinton, ya que pone de relieve un asunto que ha manchado su imagen.
Clinton parece conservar la ventaja sobre Trump en el tramo final. Para ganar, el republicano debe imponerse en casi todos los estados en disputa, que suman aproximadamente una decena. Más de 41 millones de estadounidenses han votado anticipadamente a través del correo y otros medios.
La campaña de Clinton dijo que la candidata no hablaría de la noticia el lunes durante sus actos de campaña en North Carolina, Pennsylvania y Michigan.
En cambio, optó por un argumento más amplio. En su intento de ser la primera presidenta de Estados Unidos, Clinton se presentó como la candidata de la “sanación y reconciliación”, una posición quizás sorprendente para una de las figuras más controvertidas de la escena política estadounidense.
El domingo, Clinton inició sus actos de campaña con la visita a una iglesia afroestadounidense en Filadelfia, donde habló de su candidatura en términos casi espirituales al tratar de motivar a los votantes negros en Pennsylvania, un estado crucial. Adicionalmente, terminó por la noche en Manchester, New Hampshire, donde se presentó con Khizr Khan, un abogado musulmán estadounidense cuyo hijo, un capitán del ejército, murió en combate en Irak.
“Esta elección es un momento crucial”, dijo el domingo por la noche. “Es una elección entre la división y la unidad, entre un liderazgo fuerte y estable y una bala perdida que significa un riesgo para todo”.
Por su parte, Trump se mostró confiado al llevar su campaña —y su discurso sombrío sobre un sistema político y económico amañado— a baluartes demócratas.
“Esto es un juego totalmente diferente”, dijo Trump en un mitin en un hangar de aeropuerto en Minneapolis, donde predijo una victoria en un estado que no ha dado sus votos electorales a un republicano desde 1972. En otro acto en Virginia, que Trump describió como su “discurso especial de medianoche”, el empresario describió la campaña como una “maratón”.
“Vamos a tener una de las grandes victorias de todos los tiempos”, dijo, comparando los comicios con el voto en Gran Bretaña a favor de abandonar la Unión Europea “multiplicado por 50”.
Sobre el frenesí de los últimos actos de campaña sobrevolaba la última carta al Congreso del director del FBI, Comey, en la que informaba a los legisladores de que, en su apresurada revisión de nuevos correos descubiertos, su agencia no había encontrado pruebas que ameritaran cargos penales contra Clinton.
Aun así, Trump siguió recurriendo al asunto de los emails, pese a las conclusiones del FBI.
“Hillary Clinton es culpable. Ella lo sabe, el FBI lo sabe, la gente lo sabe”, afirmó en un mitin que reunió a miles de personas en un anfiteatro de los suburbios de Detroit. “Y ahora depende del pueblo estadounidense hacer justicia en las urnas el 8 de noviembre”.
La misiva de Comey puso fin a un llamativo capítulo de la agria y divisiva campaña. El director decidió el 28 de octubre abrir una nueva pesquisa sobre los correos de Clinton, lo que conmocionó la pugna en un momento crucial y mermó el impulso de Clinton al tiempo que daba nueva munición para cuestionar la fiabilidad de su rival.
El equipo de Clinton, indignado con la gestión de Comey de la investigación, celebró la noticia del domingo.
La nueva investigación se centraba en nuevos documentos localizados en una computadora de Anthony Weiner, un congresista caído en desgracia y marido separado de la asesora de Clinton Huma Abedin. Aunque Comey fue poco preciso en su descripción inicial de la pesquisa, el domingo dijo que el FBI había revisado comunicaciones “a o de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado”.
Según ese análisis, el director del FBI dijo a los legisladores que la agencia se atenía a su conclusión de este verano. Comey dijo entonces que “ningún fiscal razonable” recomendaría presentar cargos penales contra Clinton por utilizar un servidor privado de correo cuando estuvo en el Departamento de Estado.
El FBI comenzó las investigaciones sobre el manejo que hizo Clinton de materiales secretos a través del servidor privado poco después de que la ex funcionaria anunciara en abril de 2015 que buscaría la presidencia. El asunto ha perseguido a la campaña de Clinton y contribuido a las dudas que alberga una mayoría de los estadounidenses sobre su honestidad y fiabilidad.
Trump tenía previsto mantener su ritmo vertiginoso hasta el día de las elecciones. El lunes visitará Florida, North Carolina, Pennsylvania y New Hampshire, afirmó su directora de campaña, Kellyanne Conway. Tras votar en Nueva York el martes por la mañana, el magnate tenía previsto regresar a Pennsylvania, Michigan, Ohio, North Carolina y New Hampshire a lo largo del día, dijo Conway.
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Por LISA LERER y KATHLEEN HENNESSEY