Saturday, December 21, 2024
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Cientos de sentencias tres años después del asalto al Capitolio

El 6 de enero se cumplen tres años desde que una turba de seguidores de Donald Trump irrumpiera en la sede del Capitolio de Estados Unidos para detener la sesión que confirmaba el triunfo de Joe Biden en las presidenciales de 2020. Desde entonces se han emitido cientos de sentencias, si bien el colofón –que no el final– a la ya mayor investigación del Departamento de Justicia estaría en una eventual condena al expresidente republicano como instigador de los hechos.

Hasta diciembre de 2023, unas 1.240 personas han sido arrestadas en relación a su participación en los disturbios, que van desde delitos menores como allanamiento de espacios restringidos, a cargos muchos más graves como atentando contra la autoridad, intento de detener la confirmación del resultado electoral, o el peor de ellos, conspiración para revertir el Estado de derecho.

Entre quienes fueron condenados por conspiración está Enrique Tarrio, líder de la milicia Proud Boys, uno de los muchos grupos armados de ultraderecha que participaron aquel día en unas protestas que dejaron de manera directa o indirecta una decena de muertos, ya que algunos agentes fallecieron días después por las secuelas de los ataques, o bien incluso se acabaron suicidando.

Paradójicamente Tarrio no estuvo presente aquel 6 de enero de 2021 en las calles de Washington, pero su papel como organizador tuvo el impacto suficiente, como dijeron los tribunales, en los hechos de aquel día. Los 22 años de cárcel a los que fue condenado en septiembre de 2023 son la mayor pena impuesta hasta ahora.

La suya fue una de las varias sentencias de prisión a las que fueron condenados otros miembros de su organización, así como otros líderes de los diferentes grupos que camparon a sus anchas fuertemente armados aquel día, como Stewart Rhodes, jefe de los Oath Keepers, condenado a 18 años de cárcel.

Si bien las penas más altas han quedado reservadas a quienes engordan estas milicias, algunos estarán un tiempo entre rejas por rociar con spray pimienta a los sobrepasados agentes que intentaron hacer frente a los sediciosos, o por romper la primera ventana del capitolio, un dudoso honor que le ha costado 10 años de cárcel a Dominic Pezzola. A Richard Barnett, por irrumpir y sentarse en las oficinas de Nancy Pelosi, le han caído 4 años.

Todos ellos forman parte de los 450 casos que han acabado en penas de cárcel, aunque también hay algunas de apenas unos días. Alrededor de 170 personas han sido condenadas en juicio, mientras que sólo dos han sido absueltas. Aproximadamente otros 710 sujetos se han declarado culpables, de los cuales 210 por delitos graves.

Después de ser condenadas o declararse culpables, unas 720 personas han recibido sentencia. Mientras tanto, todavía quedan pendientes 350 casos por resolver. A pesar de las 1.240 detenciones, las autoridades estadounidenses creen que esa cifra podría ser solo la mitad del total de acusaciones que finalmente se presentarán.

TRUMP, DELATADO COMO SUPUESTO INSTIGADOR
No obstante, los casos mencionados anteriormente relacionados con estas milicias de ultraderecha, si bien los más mediáticos, han sido una minoría con respecto a todo aquellos que han pasado desapercibidos para la opinión pública por tratarse de delitos menores, aunque han servido de base al Departamento de Justicia para dar forma a la principal acusación que tienen entre manos, la de Donald Trump.

Uno de los argumentos que más han repetido en esas discretas audiencias los detenidos es el de que se vieron instigados a actuar para detener la confirmación del triunfo de Biden por el expresidente estadounidense, que ya durante la campaña insistió en que sería víctima de un fraude electoral. Unas acusaciones sin fundamento que siguió lanzando, y aún deja caer, tras perder de manera ajustada.

A la espera de una eventual imputación de Trump por estos hechos, el magnate sí ha sido acusado de cuatro cargos federales que le pueden acarrear en suma más de 55 años de cárcel por intentar revocar el resultado de las elecciones de 2020.

Ajeno a esto y espoleado por sus altos índices de aprobación entre el electorado republicano, su intención continúa siendo volver a sentarse en el Despacho Oval a partir de las presidenciales de 2024, mientras algunos tribunales estatales dirimen su inhabilitación o no en las primarias del partido por su papel en aquellos disturbios sin precedentes en la historia de Estados Unidos.

Está previsto que el presidente Biden adopte un tono aún más duro contra Trump y sus aspiraciones por volver a la Casa Blanca cuando se dirija al país este viernes desde Pensilvania por el tercer aniversario del asalto al Capitolio, después de haber pasado gran parte de 2023 promocionando otros aspectos de su administración.

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