Por Marcelo Peralta |
Santiago, R.D.- Ha sido una ciudad que logro su esplendor a la llegada de los colonizadores con sus casas y edificaciones victorianas.
Esas maravillas de inmuebles constituida al fragor de los terremotos, las invasiones y los incendios, marcadas por haber surgido a orillas del otrora Río Yaque del Norte y por ser, una “ciudad corazón”.
Santiago siempre ha sido entro insular, metáfora geográfico que ha pasado a ser emocional, sobredimensionarse por la característica que adquirió.
Santiago se creó como punto en esa red que atravesó la Isla, que comenzaba con la Isabela en el Norte en Puerto Palta que pasaba por Santiago, continuaba por la Vega, Bonao, tenía su punto esencial en Santo Domingo hasta la ciudad de El Seibo.
Muchas de esas edificaciones victorianas y coloniales han sido destruidas y otras modificadas, sin embargo, decenas de las que quedan se deterioran por falta de mantenimiento.
Hoy, la es segunda ciudad en importancia industrial, económica y cultural en Santiago, la que fue fundada en 1495 sus casas y edificaciones que servían como hospitales y hoteles se deterioran.
En 1504, la ciudad de Santiago es trasladada, por orden de Nicolás de Ovando hacia el Norte en Jacagua.
El Rey español Fernando El Católico otorga, en 1508, el escudo de armas a la villa de Santiago.
Para 1514, según datos del primer censo en Santiago había 60 personas y tenía iglesia, casa del cabildo, 40 viviendas y edificios públicos.
El 2 de diciembre de 1562 un fuerte terremoto destruye a Santiago, siendo restablecida a orillas del río Yaque.
El peligro de los sismos está presente en la historia de Santiago, que ha sido estremecida por terremotos en varias ocasiones, destruyéndola y matando parte de sus habitantes.
No hay ciudad dominicana donde la sensación de pertenencia, el patriotismo local, que sea tan encendido como es Santiago.
Desde su fundación, la ciudad de Santiago es “proclive” a los incendios y terremotos.