Buick sorprende con su primer descapotable en más de 25 años. Este ha sido motivo de la anticipación y, en consecuencia, escrutinio. El fabricante ha sobrevivido las embestidas de malos tiempos, contemplando como hermanos de batalla -Oldsmobile, Saturn, Pontiac- han quedado extenuados en la carrera contra japoneses y coreanos.
El Cascada, es la respuesta de Buick a los que gustan de sentir el sol y aire sin filtros en sus cabezas. Es el primer auto producido en Polonia, que se comercializa en Estados Unidos, y para ayudar a la integración global de nuestro planeta, trae la transmisión producida en México y el motor en Hungría.
A primera vista no es un auto deslumbrante, pero si lo suficientemente bien diseñado en su exterior, como para llamar la atención y generar alguna que otra pregunta. Antes de comenzar mi prueba, supe que el Cascada se comercializa en Europa bajo el sello Opel, lo que le “marcó puntos” a favor, pues mi encuentro con otro Opel, el Buick Regal GS unos meses atrás, había sido muy agradable. Sin embargo, el Cascada marcha muy a la distancia del Regal. Si bien no puedo decir que es un auto lento, tampoco lo suficientemente ágil como para asombrar a nadie.
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El diseño exterior como antes comenté, es uno de los sitios de encomio. Trae el volumen y la fluidez de otros productos europeos. En contraste, el interior si bien exhibe lujo en la calidad de los materiales, su estilo es atrasado y poco atractivo. La mayor culpa la carga la consola central, donde para hacer honor a su nombre, aparecen toda una “Casacada” de botones, difíciles de comprender a primera vista. Si la acumulación no fuera suficiente, hasta los seguros de las puertas los han colocado en la consola. En general, la composición interior de este auto pide desesperadamente un aliento de modernidad.
No todo es infortunio en el interior. El techo se remueve o coloca con rapidez, con solamente presionar un botón, y lo puedes hacer en movimiento, siempre que no rebases las 31 millas. Los asientos del conductor y su acompañante son cómodos y movidos eléctricamente. Un detalle es que ambos asientos frontales, tienen un sensor que detecta las rodillas en caso de haber un pasajero, y regresa una pulgada para proporcionar espacio en el asiento trasero. Otro y final alago al interior, es su impermeabilidad al ruido. A pesar de ser un descapotable, el interior es sin lugar a dudas bien aislado.
Buick ha tratado de mantener las cosas simples con el Cascasa. Hay solo dos niveles de equipamiento, el 1SV o Base y el Premium con diferencia de $3,000 entre ambos. El Cascada Premium trae la mayoría de las prestaciones disponibles en el mercado, incluyendo alerta de colisión, alerta de salida del carril, y asistencia para estacionamiento.
Las opciones de motor también escasean, más bien no existen. En Europa este auto puede conseguirse con motor de petróleo, pero no en América. Aquí solo está disponible un Ecotec Turbo de 1.6 Litros y 200 caballos, suficiente, pero no ideal. El Cascada no es un auto ligero, tampoco deportivo. Sus 200 caballos son capaces de romper la inercia con suficiente agilidad, si no tienes otros 3 adultos como pasajeros. Unos 59 caballos adicionales para igualarlo al Regal GS, le vendrían como “anillo al dedo”.
La experiencia de conducir un descapotable no es apreciada por todos, pero los que la disfrutan, muchas veces ponen de lado detalles que los no entusiastas esgrimirían como inadmisibles. Con un balance poco favorable, el Cascada quizá pudiera hacer diferencia en precio, pero es precisamente este, otro de los escollos que posibles compradores encontrarán. No es un auto barato. Es cierto que viene bien equipado, pero $33,065 por el 1SV o $36,065 por el Premium, lo colocan peligrosamente cerca del precio de otros competidores europeos, y por encima de algunos domésticos como el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro convertibles.
El Cascada es atractivo a primera vista, quizás mucho más si en los próximos meses GM lo compensa con descuentos sustanciales.