Si los demócratas se hacen con los dos asientos del Senado en liza, arrebatarían el control de la Cámara Alta a los republicanos
El estado estadounidense de Georgia celebra este martes la segunda vuelta de las elecciones al Senado del país, una elección vital para el presidente electo, Joe Biden, porque si los demócratas ganan los dos asientos en juego contará con la mayoría de la Cámara Alta, lo que le posibilitará implantar su agenda presidencial con más facilidad.
El estado sureño ya celebró un proceso electoral para elegir a sus dos senadores en las elecciones del 3 de noviembre, donde, además de elegir a un presidente, los electores escogieron a 34 miembros del Senado.
Los senadores republicanos David Perdue y Kelly Loeffler defienden sus escaños, como en noviembre, ante los mismos aspirantes demócratas: el documentalista y exaspirante a congresista Jon Ossoff y el reverendo Raphael Warnock. Ninguno logró superar el umbral del 50 por ciento de los votos el 3 de noviembre.
En caso de que los demócratas ganen ambos escaños, conseguirían empatar a 50 senadores con los republicanos por lo que el voto de calidad que permite romper empates de la futura presidenta del Senado, Kamala Harris, haría que los demócratas tuvieran el control efectivo del Senado, como ya hacen con la Cámara de Representantes.
Tanto Biden como el todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han convocado mítines este lunes a Georgia para dar un último impulso a sus respectivos candidatos.
En el caso de Trump, el viaje a la ciudad de Dalton –en el noroeste, una localidad clave para la participación republicana– es especialmente importante para avivar el voto republicano y que la base electoral del partido acuda a las urnas, después de las repetidas aseveraciones sobre un supuesto “fraude” cometido en los comicios de noviembre en el estado, que podrían frenar a los votantes.
La pérdida del control de la Cámara Alta estadounidense constituiría un gran varapalo para los republicanos, que han tratado de hacer de la segunda vuelta una especie de plebiscito sobre el legado de Trump y su capacidad de poner freno a la futura Administración de Biden.
Loeffler y Perdue han fiado su futuro al magnate neoyorquino, a pesar de que Trump ha cuestionado el destino del paquete de estímulos económicos por la pandemia que ambos han apoyado y ha cuestionado constantemente la legitimidad de las elecciones en el estado sureño, lo que también ha sido un motivo de división entre las filas republicanas.
De hecho, la última vez que el presidente visitó Georgia para apoyar a sus candidatos invirtió gran parte del tiempo en denunciar el “robo” de las presidenciales, lo que le ha llevado a iniciar una batalla judicial para intentar desbaratar la victoria de Biden.
Por su parte, Biden y Harris han hecho ya un viaje a Georgia cada uno, mientras que el expresidente Barack Obama ha celebrado un mitin virtual a favor de Ossoff y Warnock. Los demócratas, que llegan a la jornada electoral tras una campaña sin sobresaltos, piensan que la retórica de Trump ayudará a sus candidatos en última instancia.
Varias encuestas recogidas por ‘The Hill’ muestran una carrera apretada entre Perdue y Ossoff y Loeffler y Warnock, que se han afanado en señalar lo que la segunda vuelta electoral significa para aumentar la participación.
GEORGIA, ESTADO ‘CLAVE’
Georgia, estado tradicionalmente conservador, se convirtió en un territorio ‘clave’ para los resultados de las elecciones del 3 de noviembre. Trump lo perdió por menos de 13.000 votos, siendo la primera vez que los electores del estado se decantaban por un candidato demócrata en casi 30 años.
En la víspera de las elecciones, la mirada está puesta en el estado sureño también por la llamada que Trump realizó al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, que se hizo pública el domingo. En la misma, el presidente habría presionado al alto cargo para que “encontrara” los votos suficientes para dar la vuelta al resultado electoral.
“No es posible que perdiera Georgia. No es posible. Ganamos por cientos de miles de votos”, afirma Trump en la grabación. “Las personas de Georgia están enfadadas. Las personas del campo están enfadadas y no hay nada malo en decir, cómo decirlo… que has recalculado”, añade. “Bien, señor presidente. El recurso que tiene, los datos que tiene, son erróneos”, responde Raffensperger.
Casi tres millones de votantes de Georgia han votado ya de forma anticipada, una cifra récord, mientras que los republicanos esperan que sus votantes se presenten en masa a las urnas este martes.
Además, casi 90.000 votantes que no participaron en las elecciones de noviembre ya han emitido sus votos para este segunda vuelta, según la consultora de análisis de dato TargetSmart, de filiación demócrata, recoge ‘The Hill’. Asimismo, alrededor de 75.000 personas se registraron para votar en las semanas posteriores a que Biden ganara Georgia.
El voto anticipado suele beneficiar a los demócratas ya que es una opción más usada entre las minorías y su base política, mientras que los republicanos prefieren votar en persona el día de las elecciones debido, entre otros motivos, a las campañas de Trump contra el voto por correo.
INCERTIDUMBRE DURANTE DÍAS
Se espera que el resultado de la elección se retrase varios días o incluso semanas, ha informado la agencia de noticias Bloomberg, lo que ya ocurrió con el recuento de las elecciones del 3 de noviembre en Georgia.
La prensa estadounidense no proyectó la victoria de Biden en Georgia hasta diez días después de la celebración de los comicios. Además, las autoridades electorales del estado tardaron otra semana más en certificar los resultados, y volvieron a certificarlos otras dos veces más, la última el 7 de diciembre.
Así, y con la previsión de que esta segunda vuelta sea reñida, el control partidista del Senado estará en el aire probablemente hasta febrero. “Casi no hay posibilidad de que se sepa la noche de las elecciones”, ha resumido el politólogo de la Universidad de Kennesaw Kerwin Swint.
Un alto cargo que ha preferido permanecer en el anonimato dijo a Bloomberg que las autoridades de Georgia esperan que los condados que componen el estado hayan contado los votos emitidos de forma anticipada antes de la jornada electoral para que únicamente tengan que contarse los votos que se emitan antes de las 19.00 horas (hora local), hora a la que cierran los colegios electorales.