El joven Nikolas Cruz, acusado del asesinato de 17 personas en un tiroteo en una escuela secundaria de Parkland (Florida), dijo a la policía cuando fue detenido que tenía un “demonio” dentro de su cabeza que le ordenaba “hacer daño a la gente”, según se ha conocido casi seis meses después de la masacre.
Lo que Cruz, de 19 años, le dijo al detective John Curcio el 14 de febrero de 2018 se ha mantenido fuera de la luz pública hasta este lunes, cuando la Fiscalía del condado de Broward divulgó una transcripción del interrogatorio.
Para hoy estaba previsto hacer públicos los vídeos del interrogatorio, pero la Fiscalía confirmó a Efe que finalmente no lo harán, pues necesitan aclarar algunas cuestiones judiciales.
Poco después del tiroteo en la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Cruz fue detenido e interrogado por Curcio, al que confesó haber matado con un fusil de asalto a 17 personas y herido a otras más en el centro del cual había sido alumno.
Cruz aseguró que fue una “voz” en su cabeza que oía desde que su padre adoptivo murió la que le dijo la noche antes que “hiciera daño a la gente”.
Fue esa voz, que asegura que empezó a oír más a menudo tras la muerte de su madre adoptiva en noviembre de 2017, la que le sugirió tomar un Uber y dirigirse a su antigua escuela el pasado día de San Valentín.
“Para mí, es yo y mi lado malo”, dijo Cruz de la voz que oía en su cabeza.
“No me gusta el demonio. Tengo miedo”, repite el joven ante el detective John Curcio de la oficina del alguacil del condado de Broward en una declaración contenida en 217 páginas, de las cuales 80 tienen algún contenido oculto.
Lo que se mantiene fuera de la luz pública son los detalles del tiroteo para no perturbar a los sobrevivientes ni a las familias y allegados de los que murieron en la Marjory Stoneman Douglas.
Durante el interrogatorio el detective cuenta más de seis armas en posesión de Cruz, que compró para “protegerse” del demonio que escuchaba en su cabeza, al que a la vez consideraba un “amigo imaginario”.
“No tengo a nadie más”, dijo Cruz, quien pidió un psicólogo durante su declaración para averiguar “lo qué le pasaba”.
Una voz en su cabeza que le sugería “quemar, matar y destruir lo que fuera”, algo que hasta el día de la masacre hizo con animales como pollos y pájaros.
Para tratar de eliminar esa voz en su mente, el joven confesó haber tomado “muchas drogas”, como “Xanax”, fármaco utilizado para crisis de angustia o ataques de pánico, y marihuana.
Además, trató de suicidarse dos meses antes de la masacre mediante una sobredosis de ibuprofeno, así como mediante la ingesta abusiva de alcohol, unos pensamientos suicidas que aseguró tener a menudo por su “soledad”, especialmente tras la muerte de su madre.
“Mátenme, simplemente mátenme”, dijo el joven cuando el detective salió de la sala para ir a buscar agua.
“Quiero morir. Al final no eres nada más que algo despreciable. Te mereces morir porque eres mezquino (palabras malsonantes). Quiero morir”, repite en otro extracto de su declaración ante el inspector.
Una semana antes del 14 de febrero, el joven pensó ir a un parque, sin especificar uno en concreto y perpetrar allí la masacre, pero finalmente no lo hizo.
Lo que le llevó a dirigirse finalmente a la escuela fue que su depresión “empeoró”, además del recuerdo de una pelea que tuvo con otro alumno cuando estudiaba allí.
Cuando el detective le leyó los derechos, Cruz, que afronta 17 cargos por asesinato premeditado y otros tantos por intento de asesinato, dijo que “no se los merecía (los derechos)”.
Un sentimiento de culpabilidad que afloró especialmente con la visita de su hermano Zachary Cruz a la oficina del alguacil de Broward.
El fusil de asalto AR-15 con el que abrió fuego en el edificio 12 de la escuela secundaria lo compró hace “un año o dos” por 560 dólares de forma legal, y aseguró que lo hizo para “sentirse seguro”, algo que su madre conocía.
Calculó un total de 4.000 dólares lo que se había gastado en armas y munición, en tiendas como Dick’s Sporting Goods, la mayor tienda minorista de armas en Estados Unidos, que dejó de vender fusiles de asalto y restringió las ventas de armas a menores de 21 años tras el tiroteo de Parkland.
Preguntado por su apellido “Cruz”, aseguró que no pensaba que era “latino” sino “blanco” y dijo además que le gustaba escuchar música “triste” rusa y alemana, tal y como le ordenaba el “demonio”.
El pasado fin de semana, un informe del distrito escolar de Broward sobre el historial estudiantil de Cruz evidenció fallas a la hora de tratar sus comportamientos violentos y antisociales.
El informe sostiene que debería haber obtenido ayuda especial en la propia escuela.