Inusual interés ha provocado el lanzamiento del Kia Forte 2017. No es un modelo nuevo, solo está en lo que se llama “refrescada” de medio ciclo, pero la expectativa no es injustificada. Este auto ha llegado al Cavallo Point Lodge, justo en la base del famoso puente Golden de San Francisco, aun oliente a carne seca y machaca, y a dulce de leche quemada y nuez, platos típicos de Pesquería, pueblo a las afueras de Monte Rey, México, donde Kia acaba de estrenar su nueva planta.
Orth Hedrick, Vicepresidente de desarrollo y planeamiento de Kia, no escondió la satisfacción que representa poder abrir la planta allí, que, si bien es estratégica para enviar autos a Estados Unidos, Canada, Latino América y el propio México, también representa una importante contribución al desarrollo socio económico de la región. Unos 14,000 puestos de trabajo serán creados, además de otros 56,000 que de forma indirecta surgirán en el país, como consecuencia de esta inversión.
Manos mexicanas están produciendo el Forte, y a manos de muchos Hispanos aquí, quiere Kia que este llegue. El sector de los compactos sigue teniendo pegada entre nuestra gente, a pesar de la migración de mercado general a los utilitarios.
Nada mejor que angostas y encorvadas carreteras para probar el nuevo Forte. Los periodistas invitados tuvimos la oportunidad de experimentar de primera mano algunas de las adiciones al 2017 Forte. Entre las más importantes, un nuevo motor de mayor cilindrada, la disponibilidad de la nueva versión de UVO, el sistema de información y entretenimiento ahora con conectividad para Android y Apple y la adición de un nuevo modelo, el S, que con apariencia más deportiva y precio de $19,200.00, queda justo entre el básico LX ($16,490.00) y el EX ($21,200.00)
El evento no solo nos permitió conocer un nuevo producto de Kia, también entrañamos con colegas con los que competimos día a día por la atención de ustedes, la audiencia. Espacio para amistar, en medio de tanta actividad estresante.
Quisiera haber acompañado esta nota con más fotos del Kia Forte, pero, dejo espacio para Ronne, una amable agente de TSA en el aeropuerto de San Francisco, que con estériles guantes azules y algo de pena, tuvo que desechar una botella de Cabernet Sauvignon cosecha 2011, obsequio de Cavallo Point, el hotel que nos alojó. Lo hago como recordatorio, para cualquier distraído como yo, que, a esta altura, no recuerde la regla de las 3.5 onzas de líquido.
De cualquier forma, una excusa para comprar otra botella, y elevar un brindis por el éxito bien merecido de Kia, y del Forte.