Friday, November 8, 2024
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Voto de los cubanos podría marcar la diferencia en Florida

Francis Suárez proviene de una larga línea de líderes cívicos y políticos que ha formado una base republicana en la comunidad cubana del sur de Florida durante medio siglo. Sin embargo, el comisionado de la ciudad de Miami, de 38 años de edad, aún no ha decidido si votará por el candidato presidencial de su partido.

No es el único. Muchos cubanoestadounidenses han expresado solidaridad con otros latinoamericanos que ven a Donald Trump como a alguien antihispano. Otros escuchan en el populismo nacionalista de Trump el eco de los caudillos políticos de los que alguna vez huyeron.

“Trump tiene características que atraen a partes de la cultura cubanoestadounidense: un fuerte liderazgo, la habilidad y voluntad de decir cosas atrevidas”, dijo Suárez, hijo de un exalcalde de Miami y potencial líder municipal. La preocupación, afirma Suárez, se presenta cuando los pronunciamientos políticos burdos, abusivos y descuidados de Trump “cruzan la línea de lo atrevido a lo alocado e impredecible”.

La manera en que esas reservas afecten el voto de cientos de miles de cubanoestadounidenses podría determinar hacia donde se inclina la balanza electoral en este reñido estado, que tiene la mayor cantidad de votantes indecisos en el país, y ayudar a que Trump o la demócrata Hillary Clinton gane las elecciones.

Roberto Rodriguez Tejera, un locutor radiofónico y televisivo en español con sede en Miami dijo que no le dará su apoyo público a nadie, pero a menudo Tejera le pide a su audiencia que compare las afirmaciones de Trump de que “soy su voz” y “yo solo puedo resolver” los males sociales, con las declaraciones iniciales de gobernantes autoritarios como el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez.

“Va mucho más allá de la inmigración”, dijo Tejera en una entrevista. “Muchos de nosotros recordamos como inicia. Comienza con cuestionar a las instituciones. Luego destruye las instituciones – y es la única persona en el mundo que puede evitar que la nación colapse”.

Fernand Amandi, encuestador demócrata en el sur de Florida, estima que los cubanoestadounidenses podrían conformar el 8% del electorado del estado en noviembre. Amandi afirma que las encuestas insinúan que Trump aventaja a Clinton entre los cubanoestadounidenses en Florida, pero no por los victoriosos márgenes que manejan los candidatos republicanos.

La campaña de Trump resalta el respaldo que tiene de parte de algunos funcionarios de la comunidad cubana, pero la asesora de Trump, Karen Giorno, dijo que el candidato republicano considera a los cubanoestadounidenses como a todos los demás: “Están preocupados por la seguridad. Están preocupados por la economía. Les preocupan las mismas cosas que al resto de los estadounidenses”.

Suárez aplaude ese enfoque, pero dice que no toma en cuenta el hecho de que los cubanoestadounidenses, por primera vez en la política presidencial, sienten que tiene intereses comunes con inmigrantes de México y Centro y Sudamérica, quienes nunca han gozado del privilegiado estatus migratorio que tienen los cubanos.

“Algunos cubanos no se consideran hispanos”, dijo Amandi, el encuestador demócrata. Ahora, dice el encuestador republicano Darío Moreno, Trump ha convertido el tema migratorio en un “asunto simbólico” para los cubanos. “La retórica antiinmigración es interpretada como antihispana”, dijo Moreno.

Clinton ve esto como una oportunidad. Recientemente lanzó anuncios en español que destacan el apoyo de Carlos Gutiérrez, cubanoestadounidense republicano y secretario de Comercio bajo el gobierno del presidente George W. Bush. En español, Gutiérrez llama a Trump peligroso y dice, “Para mí, primero país y después partido”.

Uno de los más altos financistas del Partido Republicano, el magnate Mike Fernández, llamó a Trump un “candidato abismalmente incapaz” y respaldó a Clinton.

Tejera, el locutor, dice que Gutiérrez y Fernández “no alterarán un solo voto”, pero su respaldo hacia una candidata demócrata es sorprendente en la política cubanoestadounidense.

Durante décadas, la mayoría de los cubanos, especialmente aquellos que huyeron de la isla a comienzos de la era de Castro, han sido republicanos. Algunos de esos de partidarios de línea dura critican la decisión del presidente Barack Obama de normalizar relaciones diplomáticas con La Habana y presionar al Congreso para levantar el embargo comercial impuesto por el presidente John Kennedy.

Pero algunos cubanoestadounidenses jóvenes no tienen esa línea dura o simplemente no votan exclusivamente por “la interrogante cubana”.

“Estamos viéndolos pensar y votar como todos los demás, no solo llevados por un solo tema”, dice Moreno, el encuestador republicano y profesor de la Universidad Internacional de Florida, en Miami.

Clinton, entre tanto, apoya la política de Obama hacia Cuba. Trump también la apoyó en general, hasta el viernes pasado en Miami, cuando en un mitin dijo que revertiría las acciones de Obama a menos que el gobierno de Raúl Castro otorgara más libertades a los cubanos.

Cubanoestadounidenses en Florida esencialmente se dividieron entre Obama y su rival republicano Mitt Romney en el 2012.

Para clarificar, Clinton no tiene asegurados los votos cubanoestadounidenses que Trump podría perder. En comparación a la campaña general de Obama, la presencia de Clinton en medios hispanos comenzó meses después, de acuerdo con Amandi.

Tejera desestimó la visita de Clinton en el sur de Florida como una “reunión con los usuales funcionarios y donantes demócratas” y quizás los más altos funcionarios republicanos que no pueden tolerar a Trump.

Clinton también competirá contra el entusiasmo de los cubanoestadounidenses por el senador de Florida Marco Rubio, que está postulándose para ser reelecto luego de su fallida candidatura presidencial.

Quienes respaldan a Trump esperan que la popularidad de Rubio, como hijo de refugiados cubanoestadonidenses, refuerce la lealtad republicana, en beneficio del candidato presidencial.

Suárez, sin embargo, advierte que también es probable que esos votantes vean a Rubio como un escape: Ellos pueden abandonar a Trump y seguir llamándose leales al partido, como siempre.

“En una elección de esta magnitud”, dijo Suárez, “el electorado va a decidir por su cuenta”.

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Bill Barrow

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