Miami (EFEUSA).- Cuarenta valientes niños y jóvenes partieron hoy desde Miami hacia Washington en una caravana que mandará “un mensaje contundente” al presidente Donald Trump, a quien dirán que “las familias deben permanecer unidas”.
Los niños y niñas, de entre 2 y 18 años de edad, se unirán en la capital del país a otra caravana idéntica que partirá desde Nueva York con más de un centenar de pequeños “activistas” que levantarán su voz por los derechos de los inmigrantes a pocos metros de la actual residencia de Trump.
Antes de subir al autocar en el que recorrerá más de 1.300 millas, la pequeña Leah Cayasso, de 11 años, lloraba abrazada a su padre, emocionada por el viaje, pero al mismo tiempo temerosa por el futuro de su familia.
“Está preocupada por mí”, aseguró a Efe el padre de esta estadounidense, Ray Cayasso, de origen nicaragüense.
El amor de Leah por su familia la ha llevado a embarcarse por segunda vez en este viaje para que “paren las deportaciones” y que ya no se tenga que “preocupar” por sus padres.
En su primera ocasión viajó a comienzos de año para hablar en el Foro de Mujeres, que se organizó después de la multitudinaria Marcha de las Mujeres que recorrió las calles de la capital en protesta por el discurso de Trump, y ahora quiere decirle al presidente que “mantenga las familias unidas porque son importantes”.
La marcha hará su primera parada en Atlanta, donde este martes se reunirá con jóvenes de la ciudad de Georgia que comparten esta lucha y después se dirigirá hacia Raleigh (Carolina del Norte), lugar en el que los niños darán una conferencia de prensa ante el Departamento de Educación del Estado.
El autobús pondrá entonces dirección a Washington D.C., ciudad a la que llegará el jueves 13. Junto a sus compañeros de Nueva York, los pequeños liderarán una manifestación en el parque de Lafayette Square, frente a la mansión presidencial.
Cuando en Navidad estos mismos jóvenes de la campaña “Nos mantenemos unidos” (“We belong together”, en inglés) se reunieron en el mismo lugar donde lo hicieron este lunes, el centro de gobierno del condado de Miami-Dade, el tono era muy distinto.
Aquel día entregaron cartas al alcalde del condado, Carlos Giménez, para que les apoyase en su lucha para convertir Miami en “ciudad santuario”, pero Giménez optó por “cooperar” con el gobierno federal en su promesa electoral de Trump de deportar a millones de indocumentados.
Trump firmó en enero pasado una orden ejecutiva para retener fondos a las jurisdicciones locales y estatales que rechacen colaborar con la llamada “migra” en programas de competencia federal, y Giménez acató esa acción.
“Les prometió a los niños en su cara que iba a cuidar de las comunidades migrantes y les mintió, fue todo un engaño”, aseguró a Efe la responsable de la campaña “Nos mantenemos unidos”, Lis-Marie Alvarado, que acompaña a los pequeños a Washington D.C. junto con varios padres.
Alvarado explicó que en su primera visita todo fue “muy bonito” y el alcalde les recibió con una sonrisa, pero hoy “se escondió”, algo que calificó de “falta de respeto a los jóvenes”.
Antes de partir hacia la capital, los chicos entregaron en el edificio público una tabla de notas en las que Giménez recibió varias “F” en asignaturas como “Proteger a los inmigrantes”, “Mantenerse firme contra Trump” o “Coraje”.
La adolescente de origen guatemalteco Elena Márquez, de 17 años, es una de las jóvenes de mayor edad en subirse al autobús, en el que todos sacrifican sus vacaciones de primavera para algo que consideran “más importante”, luchar por sus derechos.
Márquez fue hoy una de las portavoces del evento y, con toda la rabia de quien vio a su padre deportado después de que la policía le parase “sin carné de conducir”, se dirigió a todos los dirigentes que les han dado la espalda: “¡Os vemos a todos!”.
“No tenemos miedo, somos valientes y sabemos que la familia está por delante del dinero, por eso nunca nos rendiremos, esto es solo el principio”, afirmó ante el aplauso de sus compañeros de viaje.
Al ritmo de las canciones y consignas sobre derechos civiles, subieron uno a uno al autobús con sus maletas llenas de ímpetu juvenil y con la intención de plantar batalla y proteger a sus compañeros a pesar de su corta edad.