El presidente de EEUU, Donald Trump, negó hoy que sea racista al ser preguntado en Florida por periodistas tras la polémica originada por sus declaraciones en las que llamó “países de mierda” a naciones como Haití y de África.
“Yo no soy un racista. Soy la persona menos racista que has entrevistado. Qué te puedo decir”, respondió Trump brevemente al ser cuestionado este domingo cuando llegaba a cenar en uno de sus clubes de golf de la Florida.
El presidente estadounidense desmintió el viernes una información de The Washington Post según la cual dijo en una reunión sobre inmigración que Haití, El Salvador y los países africanos son “países de mierda”.
Un legislador demócrata presente en la reunión confirmó al diario Los Angeles Times las declaraciones de Trump.
Sin embargo, Trump escribió después en su cuenta de Twitter que “el lenguaje que usé en la reunión de DACA (programa para los inmigrantes llegados en la infancia a EEUU) fue duro, pero este no es el lenguaje que usé”.
Pese a su desmentido, el presidente estadounidense recibió duras críticas de los países aludidos, entre otros.
El Gobierno haitiano se mostró “indignado y conmocionado” por unas declaraciones que, “de ser ciertas (…), reflejarían una visión simplista y racista totalmente equivocada de la comunidad haitiana y su contribución a los Estados Unidos”.
El Gobierno de El Salvador anunció que había enviado una nota de protesta a Estados Unidos y exigió “respeto” para los ciudadanos salvadoreños.
La Unión Africana (UA), que congrega a 55 Estados, y varios Gobiernos de ese continente, tachó de “racistas” los comentarios atribuidos a Trump.
Una portavoz de la UA indicó que, incluso aunque el mandatario los haya negado, no dejan de ser “preocupantes” porque “hay un patrón de declaraciones y actos previos”.
Además, los embajadores ante la ONU de 54 países africanos exigieron a Trump una disculpa por los comentarios “racistas” que expresó el jueves.
Condenaron también los “escandalosos, racistas y xenófobos” comentarios del gobernante, y aseguraron sentirse “preocupados por la continúa y creciente tendencia dentro del Gobierno estadounidense hacia África y hacia los afrodescendientes denigrando al continente y a las personas de color”.