El presidente, Donald Trump, dijo hoy que si él quiere, puede hacer que entre en vigor su supuesto acuerdo secreto con México, y contradijo así la versión del Gobierno mexicano y su propia afirmación de que para implementar el pacto hace falta que antes lo ratifique el Congreso del país vecino.
Antes de abandonar la Casa Blanca rumbo a Iowa, Trump se acercó a la prensa y sacó de su chaqueta una hoja de papel doblada, que agitó ante los periodistas sin mostrar su contenido.
“Este es el acuerdo que todo el mundo dice que no tengo. Voy a dejar que México haga el anuncio (sobre su contenido) en el momento adecuado”, aseguró el mandatario.
Trump lleva desde el domingo insistiendo en que el acuerdo que su Gobierno alcanzó el pasado viernes con el mexicano para frenar la imposición de aranceles a las importaciones del país vecino incluye elementos que aún no se han anunciado.
El ministro de Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, aseguró este lunes que “no hay ningún acuerdo de ninguna especie que no se haya dado a conocer” y que todo lo que se pactó fue divulgado el viernes, pero Trump ha continuado con su versión.
“Esta es una página de un acuerdo muy largo y muy bueno entre México y Estados Unidos”, recalcó el mandatario.
Opinó que el Gobierno mexicano no quiere hacer público todavía el acuerdo porque su contenido “tendría que someterse a (la aprobación de) su órgano legislativo”.
Pero después, al ser preguntado por si hay alguna circunstancia que le llevaría a revelar el contenido del acuerdo, Trump respondió que podría hacerlo, e incluso implementar el pacto, “si los números (de inmigrantes indocumentados que llegan al país después de atravesar México) no bajan mucho”.
“Esto entra en vigor cuando yo quiera. Es una opción que tengo”, subrayó.
Trump comenzó a asegurar que había un pacto todavía secreto con México después de que el diario The New York Times afirmara que algunos puntos del arreglo revelado el viernes se acordaron hace meses.
El acuerdo que se hizo público, fruto de una semana de intensas negociaciones en Washington, obliga a México a incrementar la presencia policial en su frontera con Guatemala y permitirá a EE.UU. ampliar a toda la frontera un programa destinado a devolver a México a los solicitantes de asilo que llegan a su país.