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Cada día es más común ver gente tatuada en la calle, así como tiendas de tatuajes, exposiciones temáticas abordando esta tendencia para promover el trabajo de quienes están detrás de este arte que durante años ha venido trabajando para convertirse en una industria que –aun para mucho-, continúa siendo algo “muy moderno”.
Los tatuajes tienen miles de años conviviendo con nuestra raza. Un hallazgo, en septiembre de 1991, da fe de ello, cuando dos alpinistas alemanes, durante una expedición por los Alpes de Ötztal en la frontera de Austria e Italia, encontraron el cuerpo momificado de un hombre con más de sesenta tatuajes en diversas zonas del cuerpo: 61 tatuajes en forma de línea en su muñeca izquierda, dos en la zona lumbar, cinco en la pierna derecha y dos en la izquierda.
Los estudios científicos y forenses de ese cadáver, concluyeron que perteneció a un hombre que habitó esa zona europea, alrededor del año 3300 a.C. que padecía de artritis en las extremidades en las que decidió dejar una huella imborrable al paso del tiempo. Esta anécdota de la ciencia sugiere entonces que los tatuajes tenían fines mágicos o curativos, paradójico, ¿no?
En la actualidad, un gran número de personas, abordan con tabúes a la expresión de marcar sus cuerpos de forma definitiva, lo que ha captado el interés por partes de los medios, espacio en los que han fijado presencia de forma directa e indirecta como figuras públicas como deportistas de talla mundial, artistas e incluso personalidades de toda índole se han dejado seducir por la tinta y las agujas.
Nuestro país no escapa de este hecho y a diario vemos cómo nos topamos con entre una y tres personas con tatuajes ¿No me creen? Saquen la cuenta. Nuestra perspectiva ha evolucionado positivamente frente a esta máxima expresión de arte corporal, viendo “con mejores ojos” agrado, simpatía o lo contrario; a profesionales, políticos e íconos de nuestro país luciendo alguna pieza de este arte milenario, incluso existe una corriente turística que se vale de esta afición para propiciar ofertas turísticas: el tattourism.
Hay viajeros que cruzan las fronteras por un tatuaje. Asimismo, hay quienes sin intención de ello conocen destinos y en el trayecto deciden plasmar de forma permanente la experiencia de su periplo.
Es bien sabido que nuestro país ha visto salir en los últimos diez años un numeroso grupo de compatriotas buscando nuevos y mejores oportunidades de vida y aunque suene forzado muchos han regresado a pisar nuestras tierras e invitado a amigos y familiares para realizarse tatuajes, a propósito del control cambiario en el que, con respecto a otros países, resulta sumamente económico entintar la piel. Así las visitas a familiares o vacaciones sustentan un aporte significativo para los tatuadores de oficio.
El talento venezolano en este nicho de mercado sobra. La presencia constante de exposiciones a lo largo y ancho del país lo confirman. Estamos siendo reconocidos ampliamente a nivel internacional por este trabajo; detalle, solidez y profesionalismo asientan sus bases haciéndolos triunfadores en congresos, exposiciones, ferias, convenciones en otras latitudes o simplemente radicándose en suelo extranjero, por una oferta de trabajo o apertura de un local para este fin.
En artículos anteriores hemos explorado ramas de la actividad turística, como el turismo de favelas o el turismo de salud, por lo que al hablar de Tattourism, nos damos cuenta que la actividad turística es infinita y su capacidad de fusión y transformación tiene mucho que mostrarnos.
Por lo que aprovecho y reitero el llamado a reinventarnos, crear opciones que atraigan a turistas y viajeros, a que creemos, desarrollemos y fortalezcamos nichos nuevos e inexplorados que sirvan de desahogo a estas páginas oscuras que vive nuestra industria turística nacional.
Al tener presente que existe esta corriente podemos combinarlo con un itinerario de ciudades y destinos urbanos con bajas temperaturas, climas fríos, considerando la premisa que el tomar sol previo o después del tatuaje, repercute negativamente que pueden consultar en la red o con su tatuador de confianza.
Como entusiasta del “Tattourism” me propuse explorar más sobre esta novedosa tendencia en nuestro país y visité en nuestra ciudad capital el local “Más vida, Más tatoo” del reconocido y recorrido tatuador venezolano, Leonel Castro, con el que conversé sobre este tema (la entrevista en mi canal de You Tube) ¡No se lo pierdan! Para finalizar, los dejo con esta frase:
“El mundo se divide en dos tipos de personas: las que tienen tatuajes, y las que les tienen miedo a las personas con tatuajes” (Anónimo)