Sunday, December 29, 2024

¿Ser o estar?

Por Zaki Banna |

Paradójicamente, varios idiomas alternan una misma palabra para usos muy distintos: “ser o estar”; y es que no basta con inferir que divergen en cuanto a definición, sino que, en este caso, distan mucho en cuanto a sus alcances.

La condición de “ser”, conlleva una cualidad egocéntrica en la que, esencialmente, se diferencian cualidades frente a otros; la de “estar”, mientras tanto, lleva implícita una situación estacionaria, en la que se ha elegido un entorno o un estado de ánimo determinado.

Para referirnos a “ser”, basta con mirar hacia una profesión u ocupación, por ejemplo: abogado, a una condición socioeconómica: rico, a un estilo de vida o tendencia modernista: fitness, a un cargo institucional: jefe, a una característica sobresaliente: sincero, a un lugar meritorio: el mejor. Quien habla de ser, no se refiere puramente a sí mismo, sino que, desde un punto de vista comparativo, resalta su contraste frente al resto de integrantes de la sociedad, dejando en claro lo que se es, pero sobre todo, lo que otros no son.

“Estar”, en cambio, se maneja dentro de un escenario más humilde y unipersonal, refiriéndose al lugar donde se está en un momento específico, pero el cual podría variar. Se puede estar: ejerciendo el derecho, estar: produciendo gran cantidad de dinero, estar: optimizando la condición física, estar: cambiando/mejorando, estar: alcanzando metas, estar: ejerciendo una jefatura, estar: diciendo la verdad, estar: respirando, estar: viviendo.

No es correcto sentirse apóstol, con una ceja levantada y la barbilla apuntando hacia el punto Norte cardinal; correcto es pertenecer a un apostolado, sin rastros de arrogancias, y con la Fe puesta en quien inspira tu correcto andar. De igual manera, se puede estar feliz mas no serlo, pues dicho estado no es definitivo, en la medida que nada es definitivo mientras estamos vivos; y siendo, que la felicidad es referida por los mercaderes del crecimiento personal como: “un camino” o incluso “una elección”, significa que es posible alojarse en ese lugar, pasar un buen tiempo y hasta encontrar comodidad, pero en cualquier momento, sea por tiempo breve o prolongado, por simple inconformismo o situaciones experimentadas, tocará salir de allí; intentando abordar –en un tiempo posterior-, el mismo tren u otro distinto, después de evaluar experiencias durante algún tiempo en reflexión.

Vivir concentrado en el “estar”, promueve un atesoramiento respecto de cada momento, y mantiene latente un temor sano de no querer variar dicha situación; tal y como ocurre con aquel que riega una planta a diario, y cosecha con cuidado los frutos obtenidos, pensando en futuras provisiones. Anclarse en el “ser”, en cambio, contribuye al convencimiento de que no hay mucho que hacer, produciéndose un inminente estancamiento en las capacidades humanas, que devendrán en inhalaciones, con aires de altives y exhalaciones, con desaires de resignación.

De manera, pues, que “ser” es un verbo en reposo, y hace considerar que ya llegó a la cima, a aquel que es exitoso; muy distinto, en cambio, es la acción remitida por el verbo “estar”, la cual asume, a quien está cosechando éxitos, como en plena escalada, aun sin la cima avizorada.

Zaki Banna / @ZakiBanna

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