La rinitis alérgica (RA) es una de las enfermedades más frecuentes en el mundo, se caracteriza por la congestión nasal, exceso de mucosidad, estornudo constante y picor en ojos o nariz.[2] Actualmente, esta condición afecta a aproximadamente el 25% de los niños y al 40% de los adultos[3] en todo el mundo. En Latinoamérica, la incidencia de esta rinitis alérgica es del 37.6%.[4] La población más estudiada está entre los 6 y 7 años y entre los 13 y 14 años.
Las altas cifras se traducen en el empeoramiento de la calidad de vida de los niños y adolescentes. Por ejemplo, en esta población la rinitis alérgica desencadena en alteración del sueño y somnolencia diurna, ausentismo escolar, irritabilidad e inquietud, falta de concentración, alteraciones en el estado de ánimo y dificultades en las relaciones interpersonales. [5]
¿Cuáles son las causas de la rinitis?
Los desencadenantes son llamados “alérgenos”, unas sustancias a las que normalmente las personas no reaccionan. Las causas son varias y tienen que ver con la exposición, algunas pueden ser el contacto con la caspa de mascotas, el polen, el moho, el polvo y los ácaros.[6] De hecho, existen varios estudios sobre la estrecha relación entre la contaminación y la rinitis alérgica. Uno de ellos demostró que los pacientes con rinitis alérgica expuestos al cambio climático y a la contaminación pueden experimentar más efectos adversos en sus vías respiratorias. 5
¿Qué relación existe entre la rinitis alérgica y otras enfermedades?
Una de las mayores complicaciones con relación a la rinitis alérgica es el subdiagnóstico. Esto quiere decir que muchas personas no saben que la tienen, a pesar de que la presentan, lo cual puede conllevar a desarrollar otras enfermedades si la rinitis no es tratada a tiempo. Se estima que el 40% de los pacientes diagnosticados con rinitis alérgica también tienen asma y hasta el 94% de los pacientes con asma también padecen rinitis alérgica[7].
“Es importante mencionar que existe una relación entre las enfermedades alérgicas de las vías respiratorias y el asma. Muchas veces, estas ocurren de forma conjunta. El correcto tratamiento de una rinitis alérgica puede disminuir el riesgo de visitas al cuarto de urgencias y hospitalizaciones por asma. Los padres de familia y cuidadores deben tener en sus mentes esta relación. Esto no con el fin de generar pánico, sino con el objetivo de actuar a tiempo y abordar de forma correcta la rinitis alérgica”, explica la Doctora Dania Lokee, Medical Manager de Sanofi Consumo para COPAC.
¿Cuándo ir al médico y cómo es el tratamiento?
Cuando la rinitis alérgica afecta notablemente la calidad de vida de la persona (niño o adulto), es vital asistir al médico. Dependiendo de las comorbilidades de la rinitis alérgica y de la intensidad de esta, el caso es abordado por médico general, pediatra, otorrinolaringólogo, un alergólogo o un neumólogo.
Los antihistamínicos son ideales para manejar adecuadamente la rinitis alérgica en medio de las ocupaciones diarias. Varias personas experimentan somnolencia al acudir a estos fármacos. Esto porque muchos de estos son sedantes y generan sueño. Sin embargo, las personas se van a dormir y al despertarse se dan cuenta de que la calidad del sueño no fue óptima. Eso sucede con los antihistamínicos de primera generación. Es por eso por lo que existen algunos antihistamínicos de segunda generación que no son sedantes.[8]
Ese es el caso los antihistamínicos de segunda generación. Esta suele ser una buena opción para no afectar la calidad del sueño de la persona y no provocar somnolencia en su rutina diaria (tanto para niños como para adultos). los antihistamínicos de segunda generación también son usados para urticaria crónica idiopática (aparición persistente de ronchas en el cuerpo).
Como cualquier otra enfermedad cuando no se trata adecuadamente, la rinitis alérgica puede trastocar el estilo de vida de la persona. Aunque según la OMS 400 millones de personas sufren de rinitis alérgica[9], las cifras de subdiagnóstico no dejan de parecer alarmantes.