Los republicanos están apresurándose para mejorar la campaña presidencial de Donald Trump antes de la convención nacional del partido en tres semanas, incluso mientras los líderes de ese organismo sienten una profunda antipatía o se oponen abiertamente ante la virtual nominación del magnate.
El presidente de campaña de Trump dijo el domingo que hay un alza en las contrataciones en 16 estados y que la campaña trabaja con el Comité Nacional Republicano para consolidar otros asuntos. Paul Manafort indicó que Trump no está tan involucrado en las acciones para organizar una ofensiva contra la demócrata Hillary Clinton y emparejarse con la amplia ventaja de recaudación de fondos que le lleva la ex secretaria de Estado.
“Lo bueno es que tenemos un candidato que no necesita descifrar lo que sucede (dentro de la campaña) para decir lo que quiere hacer”, sostuvo Manafort en el programa “Meet the Press”, de la cadena NBC. “Tenemos listos nuestros planes de campaña. Tenemos nuestros presupuestos en orden”.
Lo que Manafort describió como una “nueva fase” de la campaña —el paso desde las primarias a la elección presidencial— se trató de un reajuste forzado de un esfuerzo que lleva semanas obstaculizado por disputas internas, las declaraciones de Trump sobre el origen étnico de un juez y un enorme déficit de recaudación de fondos ante el Goliat monetario recabado por Clinton. Trump inició junio con apenas 1,3 millones de dólares en el banco, menos dinero de campaña que muchos de los candidatos al Congreso. Los tres millones de dólares que recabó en mayo a través de donaciones son aproximadamente una décima parte de lo que Clinton reunió.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, opinó el domingo que Trump no puede ganar la presidencia a menos que sea capaz de competir con Clinton en el frente financiero.
“Necesita ponerse al día, y ponerse al día rápido”, declaró el republicano de Kentucky al programa “This Week” de la cadena ABC.
A pesar del declarado apoyo a Trump, la antipatía hacia el empresario fue evidente en los programas del domingo y más allá.
Unos cuantos cientos de delegados de la Convención Nacional Republicana presionan para que se cambien las reglas y les sea posible votar por alguien que no sea Trump. Muchos congresistas republicanos ni siquiera pretenden acudir a la reunión en Cleveland, la más reciente la representante por Utah, Mia Love, de acuerdo con el diario Salt Lake Tribune. Los ex presidentes George H.W. Bush y George W. Bush tampoco irán. Y el candidato republicano a la presidencia en 2012, Mitt Romney, uno de los más abiertos críticos de Trump, ha decidido ir a otra parte del 10 al 21 de julio.
Trump ha indicado que no requiere el apoyo de ninguno de ellos, pero también se ha quejado de la falta de apoyo en general de los líderes republicanos.
McConnell se rehusó a opinar si Trump está calificado para ser presidente o no, e insinuó que no espera que la plataforma republicana refleje las ideas del multimillonario, incluidas las restricciones en la inmigración de musulmanes a Estados Unidos.
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Laurie Kellman