El presidente ruso, Vladimir Putin, ha avisado este miércoles del riesgo que supondría “cruzar la línea roja” con Rusia y ha prometido que, en caso de que alguna nación “destruya puentes” con Moscú, la respuesta será “asimétrica, inmediata y enérgica”.
“Tenemos suficiente paciencia, responsabilidad, profesionalismo, confianza en nosotros mismos y sentido común al tomar cualquier decisión, pero espero que a nadie se le ocurra cruzar la línea roja en las relaciones con Rusia”, ha advertido en su mensaje anual al Parlamento, recogido por la agencia de noticias rusa Sputnik.
Así, ha subrayado que será Moscú el que defina el límite “en cada caso concreto”, pero ha puntualizado que el país euroasiático no quiere “quemar puentes” con ningún país.
“Efectivamente, no queremos quemar puentes y, si alguien interpreta nuestras buenas intenciones como indiferencia o debilidad y quema definitivamente o destruye esos puentes, debe saber que la respuesta de Rusia será asimétrica, inmediata y enérgica”, ha enfatizado, antes de prometer que los que lleven a cabo provocaciones que amenacen la seguridad de Rusia “se arrepentirán de lo que han hecho como no se arrepintieron desde hace tiempo”.
“Si alguien no quiere dialogar, elige un tono egoísta y arrogante, Rusia siempre encontrará una manera de defender su postura”, ha insistido. Asimismo, ha señalado que Rusia no responde a algunos actos de algunas naciones porque quiere mantener “buenas relaciones” con todos los miembros de la comunidad internacional.
Putin no ha concretado a qué se refería con “líneas rojas” y, posteriormente, el Kremlin ha detallado que se trata de “injerencia en los asuntos internos de Rusia” e “insultos”.
De forma paralela, el mandatario ruso ha denunciado que los “actos no amistosos” contra Rusia por parte de Occidente “no cesan”, afeando que “para algunos países, los intentos de atacar” al país euroasiático “se han convertido en un nuevo deporte”.
La relación entre Moscú y Occidente se ha tensado en las últimas semanas, debido a la escalada de tensiones en la frontera del país euroasiático con Ucrania o la situación del opositor ruso Alexei Navalni, actualmente encarcelado.