La ciudad de Orlando conmemoró ayer el segundo aniversario de la muerte de 49 personas en una masacre terrorista en la discoteca gay Pulse con una mezcla de arte, música y plegarias y en un ambiente enrarecido por varios litigios judiciales.
Temprano en la mañana, el gobernador del estado, Rick Scott, quien también proclamó la fecha como un “Día de Conmemoración en Florida”, pidió a la comunidad un minuto de silencio para las víctimas, mientras que en la capital, Tallahassee, la bandera del estado fue izada a media asta en señal de duelo.
Luego, al mediodía, como parte de los actos conmemorativos, las campanas de la Primera Iglesia Metodista de Orlando doblaron 49 veces.
Durante todo este día, la comunidad partició en distintos “Actos de amor”, liderados por The One Orlando Alliance, una coalición de más de 30 organizaciones LGBTQ de la región central de Florida.
Pero no todos los familiares de las víctimas asistieron a la ceremonia de One Pulse Foundation, una organización sin fines de lucro creada por Barbara Poma, propietaria del Club Pulse, y que según explica en su página web fue “establecida para crear un santuario de esperanza”, tras la tragedia en su club nocturno ocurrida el 12 de junio de 2016, cuando el joven de 29 años Omar Mateen, un guardia de seguridad de origen afgano que declaró su lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (EI), disparó a mansalva.
“Yo no voy a nada que haga la señora Poma”, dijo tajantemente a Efe Carmen Capó Quiñones, madre de Luis Omar Ocasio Capó, que murió la noche de la masacre, donde además resultaron heridas más de 50 personas.
“Han pasado dos años y es como si no hubiera pasado ni un día. El dolor ahora es peor, porque ya todos se marcharon, estamos solos con la pena y la pérdida. Y nadie ha pagado por esas muertes”, agrega Capó entre sollozos.
Esta madre dijo que aunque no participó de las actividades, sí fue a visitar el memorial transitorio levantado frente al club nocturno en honor a los fallecidos.
“Fui a verlo, muy bonito, pero por ningún lado vi las fotos de las 49 personas, las 49 almas, los 49 ángeles que perdieron su vida en ese club. Tienen despliegue de organizaciones, actividades, pero no de las víctimas”, agregó con sentimiento.
Y es que aunque la comunidad recuerda hoy a sus muertos en un día llamado a la unidad, la jornada también está marcada por las demandas judiciales pendientes en cortes federales y estatales, interpuestas contra la Ciudad y la Policía de Orlando, por supuestamente no ofrecer suficiente entrenamiento a sus policías, y contra los dueños del Club Pulse.
En la más reciente demanda, presentada en la Corte del Condado Orange a tan solo cuatro días del segundo aniversario de la masacre, alegan que Barbara Poma y Rosario Poma, dueñas del club, son “de alguna manera responsable de los hechos.
Los querellantes arguyen que Poma, a través de sus empleados, “no tomó medidas razonables para prevenir que entraran armas de fuego al club”, al tiempo que ignoró las necesidades de seguridad que tenía el lugar.
“Mi hijo murió desangrado, no fue por las balas”, afirma Capó, quien forma parte de la demanda contra las propietarias.
“Las puertas estaban cerradas con maquinarias (…), el lugar no tenía suficiente seguridad”, explica Capó.
“Todo ha seguido igual, nadie ha pagado estas 49 vidas. Y mi hijo, mi hijo era un ángel, una persona hermosa a quien nunca más podré ver, a quien lloro todos los días, a solas aquí en mi casa”, dijo esta madre puertorriqueña residente en Kissimmee.
Efe intentó comunicarse con Barbara Poma, pero no ha obtenido respuesta sobre la demanda en su contra.
“Lo que es importante para Rosario y para mí es que continuemos enfocadas en rememorar los 49 ángeles (…), a los sobrevivientes afectados y continuar ayudando a nuestra comunidad a curarse”, dijo Poma, no obstante, en una declaración publicada el viernes último por el periódico local Orlando Sentinel.
Los aires cargados por las demandas judiciales, sin embargo, no empañan la unidad ciudadana, asegura a Efe el alcalde de Orlando, Buddy Dyer.
“Orlando continúa unida para mostrar amor y bondad, hoy y todos los días, y apoyando a todos los afectados por la tragedia”, aseguró Dyer.
El alcalde cerró el día de eventos junto a la alcaldesa de Orange, Teresa Jacobs, con una gran ceremonia pública en el centro de la ciudad.
Dyer aseguró en una declaración conjunta con la Policía de Orlando que este municipio no ha sido formalmente emplazado, por lo que declinaba comentar sobre el proceso judicial en su contra.