Ellen Ochoa, la primera hispana que viajó al espacio y desde 2012 es directora del Centro Espacial Johnson en Houston, entró hoy con honores en el Salón de la Fama de la NASA, creado para rendir tributo a los astronautas estadounidenses.
Junto a Ochoa, una ingeniera californiana de origen mexicano, ingresó hoy a este “grupo de élite”, como lo calificó uno de los oradores, Michael Foale, el único astronauta estadounidense -también tiene la nacionalidad británica- que ha prestado servicio en la Estación Espacial Internacional (EEI) y en la rusa MIR.
La ceremonia se realizó a la sombra del transbordador Atlantis, en el que los dos homenajeados coincidieron en una misión, y de las otras naves y artefactos históricos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) que se exhiben en el Complejo de Visitantes del Centro Espacial Kennedy, en Titusville (Florida).
Con Ochoa y Foale ascienden a 95 los astronautas incluidos en el Salón de la Fama desde su inauguración en 1990, entre ellos los pioneros de la carrera espacial Neil Armstrong, John Glenn, Buzz Aldrin, Joseph Allen y William Andersen.
Ambos recibieron las medallas que les acreditan como integrantes del Salón de la Fama y desvelaron los elementos expositivos que les representarán en este espacio concebido para recordar y honrar a los “héroes” de la conquista del espacio.
Ochoa, nacida en Los Ángeles el 10 de mayo de 1958, aunque considera La Mesa, también en California, como su ciudad, hizo cuatro viajes al espacio desde 1993.
Fue presentada hoy por su antecesor en la dirección del Centro Espacial Johnson, Michael Coats, quien la definió como una “persona extraordinaria” y uno “de los mejores y más brillantes individuos que nuestra nación puede producir”.
Coats destacó además que como astronauta fue “fuerte, bien informada y con capacidad de decisión” en los “momentos turbulentos” de la carrera espacial que le toco vivir.
Ochoa, que entre otros títulos tiene un doctorado en ingeniería eléctrica por la Universidad de Stanford, dedicó su discurso a agradecer a las personas que la han apoyado en su “propio viaje”.
Al igual que su compañero Foale, Ochoa mencionó especialmente a su madre, Rosana Ochoa, y destacó la “camaradería” con los otros astronautas como una de las mejores cosas de los viajes al espacio.
Ochoa es la novena mujer que entra al Salón de la Fama y la única hispana. Eilleen Collins, Bonnie Dunbar, Susan J. Helms, Shannon Lucid, Sally K. Ride, Rhea Shedonn, Kathy Sullivan y Kathy Thornton entraron antes que ella.
Sheddon y Kathy Thornton asistieron hoy junto a otros astronautas veteranos a la ceremonia de introducción de Ochoa y Foale, en la que se rindió homenaje a John Glenn, el último hombre que pisó la luna, fallecido el año pasado.
El primer viaje espacial de Ochoa, de 9 días y 6 horas, fue en 1993 cuando formó parte de la expedición científica STS-56 y operó como experta en robótica el Sistema Manipulador Remoto (RMS), un brazo mecánico usado para enviar y rescatar el satélite Spartan.
La tripulación, compuesta por cinco astronautas, viajó en el transbordador espacial Discovery y su principal objetivo fue recopilar datos sobre la relación entre la energía del sol y la atmósfera, para estudiar el efecto que tenían los rayos solares en la capa de ozono.
Un año más tarde, a bordo del transbordador Atlantis, Ochoa despegó de Cabo Cañaveral para recorrer más de 7 millones de kilómetros y completar la órbita terrestre en 174 ocasiones, un viaje que también se realizó con el objetivo de determinar cómo afecta el sol el clima en la Tierra. Y de nuevo usó el RMS para recuperar el satélite CRISTA-SPAS.
Ya en 1999, en una misión en el Discovery, la astronauta hispana viajó a la Estación Espacial Internacional y ella fue la ingeniera de vuelo.
Su último viaje, en 2002 y a bordo del transbordador Atlantis, también fue a la EEI. Los astronautas que participaron en esa misión, que duró 10 días y 19 horas, fueron los encargados de instalar el segmento S0 Truss.
Para Ochoa, ahora la meta, según dijo en una reciente entrevista con Efe, es “avanzar la presencia humana en el Sistema Solar”.
“Quisiéramos realmente llegar a Marte en los años 2030, es un gran reto. Es un reto tecnológico, pero también es un reto de presupuesto”, indicó Ochoa.