El presidente Barack Obama pondrá fin a la antigua política migratoria que permite que los cubanos que lleguen a suelo estadounidense se queden y sean residentes legales, dijo el jueves un alto funcionario del gobierno.
La anulación de la política conocida como “pies mojados, pies secos” entrará en vigor de inmediato, de acuerdo con el funcionario. La decisión se da tras meses de negociaciones enfocadas en parte en que Cuba permita el regreso de quienes sean rechazados por Estados Unidos.
El gobierno estadounidense y el cubano tenían planeado emitir un comunicado conjunto más tarde el jueves. El funcionario pidió preservar el anonimato porque el cambio no ha sido anunciado oficialmente.
Dijo también que los cubanos no dieron ninguna garantía sobre el trato que recibirán los repatriados, pero indicó que la solicitud de asilo político sigue siendo una opción para los que teman sufrir persecución si regresan.
Obama usará un cambio de norma administrativa para derogar la referida política migratoria.
El presidente electo Donald Trump podría revertir el cambio una vez que asuma el cargo la próxima semana. Trump ha criticado las medidas Obama para mejorar relaciones con Cuba. Pero eliminar una política que ha permitido que cientos de miles de personas vengan a Estados Unidos sin visa se alinea con el compromiso de Trump de imponer políticas migratorias más estrictas.
La política “pies mojados, pies secos” fue implementada en 1995 por el presidente Bill Clinton tras reformar una política migratoria más liberal. Hasta entonces, a los cubanos que eran capturados en el mar mientras intentaban llegar a Estados Unidos se les permitía quedarse en el país y podían obtener la residencia legal después de un año.
Washington se mostraba renuente a deportar gente a la isla socialista gobernada en ese entonces por Fidel Castro, y en general el gobierno cubano también se negaba a aceptar a los ciudadanos repatriados.
En el pasado, La Habana se ha quejado amargamente de los privilegios migratorios especiales otorgados por Estados Unidos, ya que —dice— alientan a los cubanos a arriesgarse a efectuar peligrosos viajes para escapar, y generan una fuga de cerebros. Pero la medida también ha servido como una válvula de escape para el estado unipartidista, al permitir que los cubanos más insatisfechos busquen una vida mejor en el exterior y se conviertan en fuentes de apoyo financiero para sus parientes en la isla.
En La Habana, los cubanos no se habían enterado de la noticia, aunque no se mostraron sorprendidos.
“Esto estaba por levantarse en cualquier momento”, dijo a The Associated Press Guillermo Britos, un chofer de 35 años. “Puede ponerle una dinámica más normal a la emigración, para que no tanta gente se muera en el mar, pero también se le quita una válvula de escape al gobierno, que conseguía divisas de los emigrantes”.
Para Lazarito Valdez, un pescador de 28 años, la medida no frenará los intentos de los cubanos por llegar a territorio estadounidense.
“Yo creo que de alguna manera los cubanos van a llegar a Estados Unidos”, dijo. “Lo que buscamos viajando son mejoras económicas, y eso no va a cesar”.
Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba estuvieron congeladas durante décadas en la Guerra Fría, pero Obama y el presidente cubano Raúl Castro reestablecieron vínculos diplomáticos completos y abrieron embajadas en sus respectivas capitales en 2015. Obama visitó La Habana en marzo de 2016.
Funcionarios estadounidenses y cubanos se reunieron el jueves en Washington para coordinar los esfuerzos en el combate al tráfico de personas.
Sin embargo, aún está en pie un embargo económico a la isla establecido hace décadas, así como la Ley de Ajuste Cubano, que les permite a los habitantes de la isla convertirse en residentes permanentes al año siguiente de haber llegado legalmente a Estados Unidos.
El funcionario dijo que, en los últimos años, la mayoría de la gente que huye de Cuba lo ha hecho por razones económicas o para aprovechar los beneficios que saben recibirán si logran llegar a territorio estadounidenses.
Mencionó un incremento en la migración de cubanos, en especial a través de la frontera entre Estados Unidos y México, lo cual —dijo— refleja una expectativa entre los cubanos de que el gobierno de Obama pronto pondría fin a ese estatus migratorio especial.
Desde octubre de 2012, más de 118.000 cubanos se han presentado en puertos de ingreso a lo largo de la frontera, de acuerdo con estadísticas publicadas por el Departamento de Seguridad Nacional. Durante el año presupuestal de 2016, que finalizó en septiembre, más de 41.500 personas ingresaron por la frontera sur, la mayor cantidad en cinco años. Otras 7.000 personas arribaron entre octubre y noviembre.
El flujo ha creado cargas para otros países en la región, que deben vérselas con los cubanos que aún no llegan a la frontera estadounidense, señaló el funcionario.
El Programa de Libertad Condicional para los Médicos Profesionales Cubanos, iniciado por el presidente George W. Bush en 2006, también será cancelado. La medida le permitía a los doctores, enfermeras y otros profesionales médicos cubanos solicitar refugio en Estados Unidos mientras cumplían misiones en el extranjero.
La gente que ya se encuentra realizando trámites amparada por los programas “pies secos, pies mojados” y para médicos, podrá continuar con el proceso y obtener su residencia legal.
El trato preferente para los cubanos reflejaba el poder político de los cubano-estadounidenses, en especial en Florida, un estado crucial en los comicios presidenciales.
Eso ha estado cambiando en los últimos años. Los cubanos de mayor edad, en especial los que huyeron del régimen de Castro, tienden a rechazar el acercamiento diplomático de Obama hacia Cuba. Los cubano-estadounidenses más jóvenes han demostrado que a diferencia de sus padres y abuelos, no necesariamente definen sus políticas por las relaciones entre Washington y La Habana.
Las encuestas a boca de urna mostraron que Obama logró obtener aproximadamente la mitad del voto cubano en Florida en 2012, y en noviembre, Trump ganó el mismo grupo por un margen mucho más estrecho que muchos nominados republicanos previos.
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Por ALICIA A. CALDWELL y JULIE PACE