El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, descartó el domingo que tenga intención de convertirse en crítico constante de su sucesor, pero afirmó que se reserva el derecho de pronunciarse si el presidente electo Donald Trump o sus políticas quebrantan ciertos “valores o ideales”.
Ofreciendo un insólito vistazo a sus planes cuando deje la presidencia, Obama insinuó que respetará la tradición de los mandatarios estadounidenses de guardar silencio para facilitar el gobierno de sus sucesores.
Obama elogió al expresidente George W. Bush al afirmar que “fue muy cortés conmigo cuando entré” y señaló que quería dar a Trump la misma oportunidad para que lleve a cabo su agenda “sin que nadie lo censure” en todo momento.
Sin embargo, Obama dejó entrever que su silencio podría tener límites.
“Como ciudadano estadounidense preocupado profundamente de nuestro país, si hay asuntos que tengan que ver menos con detalles específicos de algunas propuestas legislativas o se contraponen o afectan aspectos centrales de nuestros valores e ideales, y si creo que es necesario o útil que yo defienda esos ideales, lo examinaré cuando sea el momento”, declaró Obama a la prensa.
Obama, que ha elogiado de manera constante el proceder de Bush como expresidente, afronta el problema de cómo se conducirá cuando ya no sea mandatario.
Aunque se ha comprometido a garantizar una transferencia del poder sin contratiempos, Obama sabe perfectamente que lo reemplazará un nuevo presidente que tiene puntos de vista que van en contra de la ética en numerosas cuestiones.
El presidente se pronunció enérgicamente durante la campaña contra las propuestas de Trump de proscribir la inmigración musulmana, deportar a millones de personas que viven sin permiso en Estados Unidos, revocar la reforma de salud de Obama y cancelar el acuerdo sobre el clima de París, por ejemplo.
Esas propuestas políticas y otras similares han suscitado el temor entre muchos estadounidenses contrarios a Trump y que esperan que una oposición enérgica de Obama y otros demócratas tal vez impida aplicarlas al futuro mandatario.
Aunque Obama no precisó qué asuntos podrían hacer que rompa su silencio, dejó abierta una amplia gama de posibilidades.
Las declaraciones de Obama dejaron entrever que estaría más inclinado a pronunciarse si Trump viola los principios básicos que él ha intentado sostener, como los derechos de los minorías, la protección igualitaria y el respeto de la vida de los civiles.
Obama ha advertido desde hace tiempo que el multimillonario podría utilizar de manera impulsiva armas nucleares y ha censurado las propuestas como un registro de musulmanes, que el próximo secretario de la Casa Blanca de Trump declinó descartar el domingo.
Sin embargo, Obama dijo que aunque podría no mantenerse siempre en silencio, su propósito no era dedicar su tiempo a arremeter públicamente contra su sucesor.
“Mi intención es desde luego para los próximos dos meses concluir mi cargo”, señaló Obama. “Y después de eso, llevar de vacaciones a Michelle, descansar un poco, dedicar tiempo a mis hijas, escribir, pensar”.
Bush, al igual que muchos expresidentes, evitó estrictamente opinar sobre política durante los ocho años de gobierno de Obama.
Tras dejar el cargo, el expresidente Bill Clinton dedicó su atención a temas humanitarios globales, en especial cuando su esposa ingresó en la política.
El expresidente Jimmy Carter fue más activo en opiniones después de concluir su periodo como presidente y sus críticas a Israel han suscitado ocasionales controversias.
Las declaraciones de Obama en una conferencia de prensa en Lima dejaron entrever parte de sus indicaciones más específicas a la fecha de lo que piensa deben hacer los demócratas y oponentes a Trump los próximos cuatro años.
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Por JOSH LEDERMAN y DARLENE SUPERVILLE