Pocas horas después de que cinco ladrones asaltaran a Kim Kardashian en su piso de París, la víctima ya está en Nueva York a salvo con su familia y en la capital francesa van saliendo a la luz detalles del escalofriante asalto, aún sin esclarecer. Los hombres enmascarados lograron entrar en la casa y Kim, al oírlos en la escalera, se levantó para llamar a la policía. Ellos le quitaron el teléfono, la amordazaron con cinta adhesiva y bridas y, encañándola en la cabeza, la arrojaron en su baño de mármol.
Simone Harouche, amiga de Kim, se encontraba durmiendo en la planta baja y pudo encerrarse en otro de los baños de la residencia para llamar al guardaespaldas de Kim, que estaba con Kourtney y Kendall. Kim pensó que la iban a violar y a matar. Aterrorizada, suplicó a los agresores: “No me matéis por favor, tengo hijos”. Mientras ellos, según ha contado a la policía, repetían la palabra “ring” (anillo), preguntando claramente por la joya de Lorraine Schwartz que le había regalado Kanye West, con una esmeralda de 20 quilates.
Los ladrones, probablemente una peligrosa banda de Europa del Este según teme la policía, se llevaron ese aniño valorado en 4.5 millones de dólares y otras joyas, hasta superar los 10 millones. La familia Kardashian revisará los protocolos de seguridad que permitieron a los ladrones ingresar en la vivienda.
Sin embargo, la costumbre de la estrella mediática de publicar sus itinerarios y presumir de lujos -la noche anterior había enseñado el aniño de esmeraldas en su Snapchat- habrá permitido a los agresores planificar el asalto, en el que las autoridades francesas indican, podría haber involucrado un cómplice en el equipo de Kim.
