Cristina García Casado |
La esposa del aspirante a la nominación del Partido Republicano a la Casa Blanca, Melania Trump, aseguró hoy que su marido está “listo” para “servir y liderar” como el próximo presidente de Estados Unidos, en un discurso ante el pleno de la Convención Nacional de la colectividad.
“Mi marido está listo para liderar esta gran nación, para luchar cada día por el futuro mejor que merece. Señoras y señores, Donald Trump está preparado para servir y liderar como el próximo presidente de Estados Unidos”, dijo Melania con sentimiento pero manteniendo el tono pausado que la caracteriza.
La exmodelo eslovena Melania Trump, tercera esposa del magnate, podría convertirse en noviembre en la única primera dama nacida fuera de Estados Unidos desde la esposa del expresidente John Quincy Adams (1825-1829), que era británica.
Melania, impecable con un estiloso vestido blanco y su habitual melena suelta, fue la encargada de pronunciar el discurso estelar de la primera jornada de la Convención Nacional Republicana, que se celebra esta semana en Cleveland (Ohio) y el jueves designará a Trump como candidato oficial del partido.
La exmodelo, que ha mantenido un papel muy discreto durante la campaña, conservó hoy su habitual tono pausado y dulce en una intervención que preparó durante seis semanas con un redactor de discursos.
Con la intención clara de mostrar el lado más humano del multimillonario, Melania describió a un hombre “preocupado por su país desde siempre”, “que ama mucho a su país” y al que ha visto “luchar durante años sin rendirse”.
“Donald Trump nunca, nunca jamás se rendirá, nunca os dejará tirados”, prometió.
“Donald Trump piensa a lo grande, algo que es especialmente importante para un futuro presidente de Estados Unidos. No hay lugar para pensar en pequeño. El va a hacer esto (ser presidente) mucho mejor de lo que nadie podría”, aseguró.
Melania presentó también a su marido como un hombre compasivo que busca representar “a todas las personas, no solo a unos pocos”, “lo que incluye a cristianos, judíos, hispanos, afroamericanos, pobres, clase media”.
La esposa de Trump, con su cautela habitual, dio pistas sobre el tipo de primera dama que querría ser si su marido gana las elecciones al apuntar que le gustaría “ayudar a los que más lo necesitan”, sobre todo a las mujeres y los niños.
Durante todo su discurso la mayoría de los delegados estuvieron en pie y todos le dieron una ovación cerrada cuando declaró lo importante que fue para ella el momento en que se naturalizó estadounidense en 2006.
Presentada por Trump, que hizo una entrada triunfal con juego de luces, Melania intentó mostrar una imagen más afable de su marido tras, dijo, “unas primarias muy duras que ya han quedado atrás”.
“Es duro cuando tiene que ser, pero es también generoso y dulce. Puede que no se note, pero esas cualidades están ahí. Por eso me enamoré de él”, confesó.
Melania utilizó calificativos para mostrar un lado de Trump que en la campaña negativa e incendiaria que ha liderado el magnate no se ha podido ver. Es “intensamente leal”, apuntó, para también asegurar que “no se rinde”.
“Si quieren a alguien que luche por ustedes, él es ese hombre y nunca los decepcionará”, prometió Melania, que reconoció que el camino a las elecciones del 8 de noviembre será duro y con obstáculos, pero estará lleno de “emoción y drama”, como es propio de Trump.
El magnate, especialmente sonriente, se deshizo en halagos para su mujer: “Mi esposa, una madre impresionante, una mujer increíble: Melania Trump”.
“Vamos a ganar. Y vamos a ganar a lo grande”, agregó Trump, recibido con una cerrada ovación por miles de delegados del partido, antes de darle el protagonismo a su esposa, cuyo discurso ante la convención había suscitado gran expectación.