Con la introducción este año del Nuevo Mazda CX-9, la compañía dice “sayonara” a los motores de seis cilindros. Toda la alineación de SUV de Mazda ahora utiliza “SkyActiv”, una revolucionaria tecnología propietaria del fabricante japonés, que mucho a dado que hablar en la industria, por la consabida eficiencia y rendimiento de esos motores.
EL CX-9 es el mayor vehículo producido por Mazda, y desde su lanzamiento en el 2007, ha tenido que enfrentar consagrados del sector como el Ford Explorer o el Toyota Highlander, que poco espacio le han dejado a Mazda para respirar. Tal pareciera que en consenso todos allí han dicho: Basta. El CX-9 en su segunda generación es un auto totalmente nuevo, desde la plataforma que utiliza, el motor y un interior que merece mención separada.
Según cuentan, Mazda se dedicó a “espiar” los hábitos de padres y estudiantes a las afueras de escuelas urbanas en el condado Orange en California. Observando cómo los padres y los niños interactuaban con los SUV de otras marcas, obtuvieron información suficiente que analizaron en bruto antes de dirigirse al tablero de dibujo. Desde allí se diseñó un CX-9 que atrae por su estilo exterior, cautiva por la eficiencia de su motor y deleita por el acabado interior.
Este SUV se reconoce instantáneamente. Hay consenso en que es el más hermoso en su clase. El frente se muestra agresivo, con detalles de gran tamaño como el logo del fabricante. En alineación con el efecto “Kodo” presente en otros autos de Mazda, la fluidez de movimiento se logra en los laterales, con un techo que se estrecha para hacerlo parecer más pequeño, culminado con luces traseras pequeñas y horizontales que junto a un par de salidas del escape, acentúan el carácter deportivo del CX-9.
El interior como antes afirmé, merece mención separada. Su diseño es funcional y agradable a los ojos. Han usado materiales de alta calidad en todo, especialmente el cuero y la madera en los modelos de gama alta como el Grand Touring y el Signature. Es muy fácil darle la CX-9 las más alta de las calificaciones en su clase para el diseño y ejecución.
Hay una particularidad del nuevo CX-9 que lo deja en desventaja con sus competidores. La única opción de motor en unos cuatro cilindros turbo de 2.5 litros, que produce 227 caballos -250 si se usa gasolina Premium- y admirables 310 libras de torque. Esto lo coloca en inferioridad con algunos modelos de la competencia, que siguen ofreciendo la opción de un V6. Este quizás sea el “lado más flaco” del CX-9, pero no me mal entiendan.
Mazda a reducido 250 libras al peso de este SUV, que junto a un excelente trabajo de ingeniería en la tecnología SkyActiv, lo menos que se siente es lento. Las 310 libras de torque las logra a 2,000 revoluciones y solo a 1,500 logra 275 lo que permite una aceleración robusta incluso llevando peso.
A pesar de ser un vehículo grande, acondicionado para siete pasajeros, este Mazda se siente como un auto más ligero cuando lo conduces. En curvas y elevaciones se mantiene inmutable, con dirección lineal y de respuesta atlética y máxima quietud en la cabina. No sería una exageración afirmar que los modelos de gama alta de este CX-9 poco o nada tienen que envidiar a SUV de siete plazas de lujo, como el Acura MDX, Audi Q7 o el Infinity QX60.
El CX-9 viene en cuatro sabores, Sport, Touring, Grand Touring, y Signature, que es nuevo este año. El precio de introducción del Sport es de $31,520 mientras que, en el otro extremo, la nueva Signature trae precio de $44,015 sin cargos de destino que adicionan unos $900 dólares más.
Los cambios en esta segunda edición han demorado, pero la espera ha sido justificada. Mazda ha borrado con el CX-9 la línea divisoria entre los SUV de lujo y los más ordinarios por así decirlo.