Los potentes vientos y las lluvias torrenciales del huracán Matthew azotaron Florida en la madrugada del viernes, comenzando lo que se espera que sea un peligroso viaje de varios días por la costa sudeste de Estados Unidos. Las rachas más fuertes, de 193 km/h (120 mph), se registraron todavía en el mar, pero la ira del meteoro sigue amenazando a más de 800 kilómetros (500 millas) de costa.
Dos millones de personas en el sureste del estado recibieron avisos para trasladarse al interior a medida que la tormenta más potente en el Atlántico en más de una década avanza hacia Florida. Matthew dejó más de 280 muertos a su paso por el Caribe.
“Esta tormenta es un monstruo”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, mientras comenzaban a sentirse los efectos de Matthew.
El número de viviendas y negocios sin electricidad subía a medida que el borde de la tormenta se acerca a la costa. Más de 300.000 personas estaban a oscuras en la madrugada del viernes.
Vero Beach, a medio camino entre West Palm Beach y Cabo Cañaveral, fue una de las primeras zonas en sufrir los efectos de los vientos, el fuerte oleaje y las, por ahora, cortas ráfagas de lluvia.
En su avance hacia el norte, el jueves en la noche Matthew estaba a unos 160 kilómetros (100 millas) o más de South Florida. Esto supone que los 4,4 millones de habitantes en las áreas de Miami y Fort Lauderdale evitaron los peores efectos del meteoro.
Se espera que el huracán toque tierra — o se acerque peligrosamente a hacerlo — de madrugada al norte del condado Palm Beach y luego avanzaría en dirección norte las siguientes 12 horas a lo largo del corredor de la carretera interestatal 95, pasando por Cabo Cañaveral y Jacksonville, según el Centro Nacional de Huracanes.
A las 06:00 del viernes, la pared occidental del ojo de Matthew rozaba Cabo Cañaveral, dijo la agencia. El meteoro estaba a 40 kilómetros (25 millas) al este de la ciudad y se movía en dirección norte-noroeste a unos 22,5 km/h (14 mph).
Aunque el centro del huracán sigue en el mar, fuertes vientos sacuden ya Florida. Cabo Cañaveral registró una racha de 160 km/h (100 mph) y en Melbourne, Florida, se registraron vientos sostenidos de 74 km/h (46 mph) y una racha de más de 112 km/h (70 mph).
Aunque el centro sigue en el mar, en Melbourne, Florida, se registraron vientos sostenidos de 74 km/h (46 mph) y una racha de más de 112 km/h (70 mph) durante la madrugada, apuntó el Centro de Huracanes.
Los meteorólogos dijeron que entonces es probable que siga su camino a lo largo de la costa de Georgia y South Carolina durante el fin de semana antes de regresar al mar, y quizás incluso a Florida a mediados de la próxima semana convertido en tormenta tropical.
Millones de personas en Florida, Georgia y South Carolina recibieron la orden de evacuar sus casas, y las carreteras interestatales se transformaron en vías de un solo sentido para agilizar el éxodo. Solo en Florida, la alerta afectaba a 1,5 millones de personas.
“La tormenta ya ha causado decesos. Podríamos esperar el mismo impacto en Florida”, advirtió el gobernador.
El huracán era una tormenta de categoría 4 potencialmente catastrófica, pero en la madrugada del viernes se debilitó ligeramente a categoría 3. Según las previsiones, podría dejar hasta 38 centímetros (15 pulgadas) de lluvia en algunas zonas y provocar olas de 2,7 metros (9 pies) o más.
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Kennedy informó desde Fort Lauderdale. Los periodistas de AP Terry Spencer en Fort Lauderdale, Florida; Jennifer Kay, Freida Frisaro, Curt Anderson en Miami; Marcia Dunn en Cabo Cañaveral, Florida; Russ Bynum en Savannah, Georgia; Martha Waggoner en Raleigh, North Carolina; Jeffrey Collins en Hilton Head Island, South Carolina; Jack Jones y Meg Kinnard en Columbia, South Carolina; y Bruce Smith en Charleston, South Carolina, contribuyeron a este despacho.