En un giro sorprendente de eventos, se ha revelado que los fondos federales por un valor de 27 millones de dólares, destinados para la mejora de la educación de los niños en Puerto Rico, han sido utilizados para la implementación de un sistema de asistencia electrónica y una aplicación para padres. Esta decisión ha generado un debate acalorado sobre las prioridades en el sistema educativo y el uso responsable de los recursos financieros.
La idea detrás de este sistema de asistencia electrónico y la aplicación asociada es permitir a los padres un seguimiento en tiempo real de la asistencia de sus hijos a la escuela. Sin embargo, surge una cuestión crucial: ¿es apropiado destinar una cantidad tan significativa de dinero para resolver un problema que parece estar más relacionado con la responsabilidad parental que con el funcionamiento de las escuelas?
Los críticos argumentan que estos fondos millonarios deberían haber sido canalizados hacia la contratación de más maestros y la implementación de programas de apoyo académico que beneficien directamente a los estudiantes que enfrentan dificultades en sus materias. Con altas tasas de fracaso académico entre los estudiantes, la inversión en maestros calificados parece ser una estrategia más efectiva para mejorar la calidad de la educación. Debemos preguntarnos, ¿Porque se ausentan los estudiantes? ¿Porque llegan tarde a la escuela? Sentar a un estudiante en el salón no es la solución. Hay que proveer una educación de calidad, moderna y atractiva para los estudiantes. Hay que eliminar el micromanejo de curriculo centralizado que ya esta comprobado que no sirve.
Además, surgen preguntas sobre la sostenibilidad a largo plazo de este sistema electrónico de asistencia. ¿Quién se hará cargo de los costos de mantenimiento continuo al sistema? ¿Que agencia le dará seguimiento a los estudiantes ausentes para que vengan a clase? ¿Cómo se abordará la situación cuando se produzcan cortes de energía, apagones o interrupciones en la señal de internet, lo que es una realidad frecuente en Puerto Rico?
Es importante recordar que estos fondos federales fueron otorgados con el propósito específico de mejorar la educación de los niños en la isla y no para servir de policía para que lleguen a la escuela. Utilizar una suma tan considerable en un sistema de seguimiento y asistencia electrónica, mientras los resultados académicos no mejoran significativamente, plantea serias dudas sobre la priorización de las necesidades educativas reales.
En última instancia, es fundamental que las autoridades educativas rindan cuentas por el uso de estos fondos y consideren la opinión de la comunidad educativa y los padres. La inversión en la educación de los niños es una inversión en el futuro de Puerto Rico, y es imperativo que estos recursos se utilicen de manera eficaz y responsable para garantizar un sistema educativo sólido y de calidad.
En resumen, el desvío de 27 millones de dólares de fondos federales destinados a la educación de niños en Puerto Rico para la implementación de un sistema electrónico de asistencia y aplicación para padres ha generado un debate sobre la priorización de recursos y la responsabilidad de las autoridades educativas. La necesidad de invertir en la contratación de maestros y programas académicos eficaces es evidente, y es crucial que se realicen cambios para asegurar que estos fondos se utilicen para el beneficio máximo de los estudiantes y su educación.
