“Nena… Cuéntamelo Todo”
Luis Conde, uno de los fallecidos en la discoteca Pulse, le escribe una carta a una de sus mejores amigas por medio del dramaturgo Héctor Méndez.
Por Marcos A. Tejeda |
Cuando a Héctor Méndez le llaman para participar del homenaje “Del lado del Amor” que se celebró en Puerto Rico en homenaje a las 49 víctimas de la masacre del pasado 12 de junio en Orlando, no tenía ni idea de que estaba siendo ‘utilizado por manos divinas’ de uno de los fallecidos para escribirle una carta a una de sus mejores amigas.
A Méndez, un destacado dramaturgo puertorriqueño, le correspondió escribir sobre Luis D. Conde como parte del libreto que se leería en aquella actividad del 24 de junio en el Teatro Tapia en San Juan.
El inspirado dramaturgo dejó correr las palabras que les llegaban al corazón, y mientras plasmaba la escritura no podía comprender ni darle sentido a lo que escribía.
“¿Recuerdas? Si, ese día que se convirtió en noche y te comenzaron a llegar mensajes en el celular de que un loco, lleno de odio e ignorante, comenzó a apagarle la vida a tantos en una discoteca de Downtown. A los que fuimos ahí a bailar, a compartir, a estar en familia. ¡Como quería bailar ese día! Y te levantaste como loca llamándome y nunca te contesté. ¿Recuerdas ese día? Pues ese día se me quedó algo por decirte…”
Méndez, quien no conocía a Conde, al finalizar su escrito se quedó perplejo pues no entendía nada ni le encontraba significado a lo que había escrito; pero una voz en su adentro le dijo que esa carta era para una de sus amigas, Maribella Mejía.
Mejía al leer esta carta que fue interpretada como monólogo por el actor Braulio Castillo durante el homenaje, lloró, porque el relato escrito por Méndez eran las vivencias exactas y detalladas de momentos vividos con aquellos dos amigos a los cuales amó y con los que compartió tiempos de alegría, felicidad y tristeza, Juan P. Rivera y Luis D. Conde, dos estilistas dueños del salón D’Magazine en la ciudad de Kissimmee que cayeron abatidos aquella trágica madrugada en la discoteca Pulse.
Estas son cosas inexplicables de la vida, pero así ocurren.
A continuación, el escrito completo de Héctor Méndez:
“Nena…Cuéntamelo Todo”
Escrito en honor a: Luis D. Conde (una de las víctimas)
Por: Héctor Méndez
“Ven acá nena y cuéntamelo todo”. Sé que vas a extrañar que te diga eso cuando llegues al beauty y ya no me veas. Y por eso es que ahora yo soy el que te lo voy a contar todo.
¿Recuerdas aquel día cuando te estaba pasando el blower y te dije que quería ir a bailar? Si chica, ese mismo día que te dije que te cambiaras el color de pelo porque ese “honey blond” te hacia ver opaca y también que te arreglaras las uñas porque una mujer puede hacer todo, fregar, mapear, cocinar, limpiar la casa y hasta bañar el perro, pero las uñas deben estar intactas y las tuyas estaban en guerra con la belleza ¡Seriously! Claro, mis clientes entran al beauty como mujeres normales y salen como estrellas de cine de la época de los cincuenta. ¡Cómo me encantaban las fotos de esas estrellas en blanco y negro con esa iluminación maravillosa y todas mirando para arriba o el lao, nunca a la cámara…fashion, fashion! Mi palabra favorita.
Claro, ese día cuando me llegaron las pantallas nuevas de la colección nueva y te jalé de un brazo y te dije “Mira que bellas estas pantallas. Cuando las vi pensé en ti y son para ti… son solo 20 pesitos, pero son tuyas”. Si ese día cuando Juan Pablo, desde su esquinita de belleza, me dijo que te cambiara el color del pelo o te hiciera unos highlights que iban por su cuenta. Aja, ese mismo día que tú me viniste con el trauma de que tu marido ya no te hace caso y yo te dije que tenía razón porque parecías un maniquí despeinado y que con mi arreglo y el Channel number five lo ibas a conquistar de nuevo. ¿Recuerdas ese día?
Si, ese día que aquella cliente llevo al perro chihuahua hiperactivo y lo tenía suelto por el beauty y me tenía de los nervios. Si, que yo te dije que si el perro llegaba y me ensuciaba el piso lo iba a sacar fuera del beauty echándole aire con el blower. ¡Really! Recuerdo que ese día me invitaste al teatro. A ver un amigo tuyo que tenía una obra y que querías que conociera. Juan y yo queríamos ir, pero se nos hizo tarde, trabajamos hasta tarde peinando, creando, poniéndolas bonitas y luego decidimos ir a bailar…. ¿Quién diría? ¿Recuerdas ese día? Ese día que cuando te fuiste, regia como siempre te dejaba cuando salías de mi beauty, me dijiste “te veo Darling hasta el sábado que viene” y yo te dije que te raptaras el chihuahua de una vez.
¿Recuerdas? Si, ese día que se convirtió en noche y te comenzaron a llegar mensajes en el celular de que un loco, lleno de odio e ignorante, comenzó a apagarle la vida a tantos en una discoteca de Downtown. A los que fuimos ahí a bailar, a compartir, a estar en familia. Esa familia que al día de hoy nos reunimos entre paredes negras porque la sociedad aun no nos deja amar al aire libre. ¡Como quería bailar ese día! Y te levantaste como loca llamándome y nunca te conteste. ¿Recuerdas ese día? Pues ese día se me quedó algo por decirte….
Se me quedó decirte GRACIAS. Gracias por amarme a mí y a Juan por lo que éramos, dos hombres enamorados con todo el derecho de la vida. Gracias por los momentos, las risas, los llantos y el drama que compartíamos por las cosas del mundo. Gracias por decirme que mi sonrisa era la más hermosa del mundo. Gracias por regalarme las gorras que me encantaba ponerme y que me ponía cuando llegabas al beauty. Gracias porque eres amiga de mis amigos y eso vale mucho. Gracias por llorarme esa noche… te sentí tan cerca que quería apagar tu dolor, pero eso lo debes trabajar tú, poco a poco. Gracias porque al menos eres de esas personas que nos ves a todos como a un igual. Porque me decías que no hay nada que tolerar ni aceptar… uno tolera y acepta lo que no es igual y para ti nosotros éramos tus iguales. Gracias por hacer de mi vida una plena. Gracias.
Esa noche tenia tantas ganas de bailar y ¿sabes qué? ¡Bailé! Por un momento bailé y me sentí feliz pensando en todo lo que tengo y en mis momentos aquí y en San Lorenzo… mi pueblo, mi Puerto Rico. Éramos tantos los boricuas ahí, bailando y solo siendo nosotros. Nosotros solo por un momento… hasta que apagaron mi vida y la de Juan Pablo. Pero me fui abrazando al hombre que amo y él se fue conmigo… eso fue una dicha dentro de la tragedia. El odio no pudo contra el amor y no podrá jamás.
¿Recuerdas ese día? Claro que sí. En estos días todo te lo recuerda. Las noticias, el Internet, los periódicos y la gente que sabe que tú eras mi amiga. Pero solo me queda decirte que cuando des tu último aliento de vida ahí estaré yo, con Juan Pablo, esperándote frente a las puertas de un gran salón de belleza celestial y cuando abras la puerta me dejas al chihuahua afuera y te diré… “Nena, cuéntamelo todo”.
-En memoria de Luis Conde y su pareja Juan. Dueños del salón de belleza D’Magazine y grandes amigos de una amiga mía. Por ello y por los que ya no están. Héctor Méndez.