Thursday, December 26, 2024
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Los colombianos rechazan el acuerdo de paz con las FARC

Por Luis Jaime Acosta y Nelson Bocanegra |

BOGOTÁ (Reuters) – Los colombianos dieron la espalda el domingo en un plebiscito al acuerdo de paz entre el presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla izquierdista de las FARC, dejando latente un conflicto de medio siglo y empujando al mandatario a buscar consensos.

En un inesperado giro después de que los sondeos auguraran lo contrario, el rechazo al acuerdo obtuvo un 50,21 por ciento de los votos frente al 49,78 por ciento de quienes lo avalaron, dejando al descubierto la polarización de Colombia sobre el grupo rebelde y la posibilidad de que se integre a la sociedad.

Con este resultado, los colombianos dejaron en el limbo cuatro años de complicadas negociaciones que culminaron la semana pasada con la firma de un histórico pacto por parte de Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, un acuerdo celebrado por todos los gobiernos de la región y la Casa Blanca.

Santos, que confiado apostó mucho de su capital político al acuerdo y había dicho que un rechazo sería “catastrófico”, dijo que hablará con la oposición para determinar el rumbo a seguir, pero aclaró que no cejará en sus intentos. Desde la guerrilla, el mensaje también fue que los esfuerzos por la paz continuarán.

“No me rendiré. Seguiré buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato porque ese es el camino para dejarles un mejor país a nuestros hijos”, dijo el presidente de 65 años en cadena nacional.

Santos aclaró que seguirá vigente un cese al fuego bilateral con la guerrilla de las FARC y que enviará a sus negociadores a La Habana para hablar con los líderes rebeldes.

La mayoría de los colombianos mostró en el plebiscito -el primero desde 1957- el rechazo que tiene la sociedad a pactar con los jefes guerrilleros, que para muchos traen recuerdos de asesinatos, secuestros y ataques que creen deben ser castigados con la cárcel y sin la posibilidad de ocupar cargos públicos.

El acuerdo para poner punto final al conflicto armado más largo del continente y que dejó 220.000 muertos, establecía que los 7.000 combatientes de las FARC dejarían las armas para hacer política, creaba una instancia judicial especial para juzgarlos, establecía subsidios para que se integraran a la sociedad y compensaciones a las víctimas del conflicto.

“Voté por el ‘No’. No quiero enseñar a mis hijos que todo es perdonable”, dijo Alejandro Jaramillo, un ingeniero de 35 años.

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“RETO MÁS GRANDE”

Aunque parece haber un consenso básico sobre la necesidad de alcanzar la paz, los opositores al pacto, comandados por el ex presidente Álvaro Uribe, creen que es demasiado concesivo para las FARC porque muchos rebeldes no cumplirían con sentencias de cárcel y recibirían una cuota automática de escaños en el 2018 en el Congreso.

“Todos queremos la paz, nadie quiere la violencia”, dijo el popular Uribe leyendo una declaración ante la prensa, asegurando que está dispuesto a contribuir en un gran pacto nacional.

“Insistimos en correctivos para que haya respeto a la Constitución, no sustitución; justicia, no derogación de las instituciones; pluralismo político sin que pueda percibirse como premio al delito; política social sin poner en riesgo la empresa honorable”, precisó Uribe, que obtuvo una gran victoria política con el triunfo del “No”.

El plebiscito, en el que no era obligatorio participar, sólo les pidió a los colombianos que manifestaran su “Sí” o “No” al acuerdo. La abstención fue de casi 63 por ciento, probablemente afectada por las torrenciales lluvias en varias partes del país.

Las regiones de Colombia aún golpeadas por el conflicto, incluyendo zonas pobres en las costas del Caribe y del Pacífico, votaron contundentemente a favor del pacto, pero áreas que ya habían sido pacificadas por la campaña militar de Uribe, en el centro del país, votaron en contra.

“Con el resultado de hoy sabemos que nuestro reto como movimiento político es todavía más grande y nos requiere más fuertes para construir la paz estable y duradera”, dijo el líder guerrillero Londoño desde La Habana. “Las FARC-EP mantienen su voluntad de paz”.

CAPACIDAD DE MANIOBRA

Aunque para implementar el acuerdo no era obligatorio un plebiscito, Santos, que lideró años atrás la campaña militar contra la guerrilla como ministro de Defensa de Uribe, quiso que tuviera legitimidad en la dividida Colombia.

“El tema aquí es de maniobrabilidad política, yo no me imagino a ningún partido mañana saliendo a rescatar el proceso de paz cuando los colombianos dijeron que no”, dijo el analista Ariel Ávila, del centro de análisis Paz y Reconciliación.

Santos consideraba la consulta como la decisión política más importante de la historia reciente para la conservadora sociedad de Colombia y se perfilaba como un candidato al Nobel de la Paz por lograrlo.

“México hace votos porque Colombia siga explorando todas las avenidas posibles para avanzar de manera unida hacia un futuro de paz y prosperidad”, dijo la Cancillería mexicana en un comunicado.

Por décadas, las FARC se mantuvieron combatiendo con la ayuda financiera del narcotráfico, y con recursos provenientes del secuestro y las extorsiones.

Los enfrentamientos entre guerrilleros, paramilitares de extrema derecha, bandas de narcotraficantes y las fuerzas armadas acosaron a zonas enteras del interior del país. Desde todos los bandos se cometieron atrocidades.

Además de cobrar decenas de miles de vidas, el conflicto forzó a millones de personas a desplazarse y abandonar sus hogares. En un punto, las FARC estaban apostadas muy cerca de la capital y el Estado estuvo al borde del colapso.

“Qué tristeza, parece que los colombianos olvidamos la crueldad de la guerra, nuestros muertos, nuestros heridos, nuestros mutilados, nuestras víctimas y el sufrimiento que nos a acarreado esta guerra a todos”, dijo Adriana Rivera, una filósofa de 43 años.

El director del partido Cambio Radical, Rodrigo Lara, que hace parte de la coalición de Gobierno, calificó la derrota como “una verdadera debacle”.

“Es una oportunidad perdida para que el país finalmente se aleje de su trágica guerra”, dijo Amnistía Internacional sobre el rechazo al acuerdo en un comunicado.

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