A pesar de sus diferencias ideológicas, el ganador de las elecciones presidenciales de El Salvador, Nayib Bukele, comparte con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, un férreo discurso contra la corrupción que puede ayudar a estrechar los lazos entre ambos países.
Bukele, candidato del derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), arrasó este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales salvadoreñas con 54 % de los votos y rompiendo con el bipartidismo de las últimas dos décadas.
Es una victoria similar a la de López Obrador, quien el 1 de diciembre pasado asumió la Presidencia tras obtener en julio una contundente victoria de 53 % de los votos con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), un partido izquierdista hecho a su medida.
De esta manera, se estrenará un liderazgo renovado en Centroamérica que coincidirá en formas de gobierno con la Presidencia de López Obrador, un país clave en el actual contexto migratorio de la región.
“Hay varias coincidencias a pesar de que el partido de Bukele es de derecha. Es un partido que nunca había ganado y rompe una hegemonía en El Salvador”, explicó este martes a Efe Manuel Valencia, director de los Programas de Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey.
Por un lado, ambos líderes han mandado de un plumazo a la oposición a los partidos que habían gobernado de manera hegemónica: los mexicanos Partido Revolucionario Institucional y Partido Acción Nacional; y los salvadoreños Alianza Republicana Nacionalista y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Los dos políticos han conseguido sus hazañas gracias a un discurso más centrado en los males del país y en canalizar el descontento social que en posturas ideológicas concretas.
Además comparten una imagen de líderes antisistema a pesar de haber protagonizado largas carreras políticas. López Obrador gobernó Ciudad de México entre 2000 y 2006 y Bukele fue alcalde de Nuevo Cuscatlán de 2012 a 2015 y de San Salvador de 2015 a 2018.
Y la persistencia también une a López Obrador y a Bukele, quienes orquestaron escisiones dentro de sus partidos para poder concurrir en las presidenciales.
Hay cuestiones en las que ambos difieren, pues el partido de Bukele respalda la pena de muerte y la militarización contra las pandillas, al contrario del mandatario mexicano, pero sus similares liderazgos pueden acercar a ambos gobiernos.
“Se trata de la primera vez que un partido diferente gobierna en El Salvador. Ese simple hecho me parece suficientemente atractivo para abrir un diálogo con López Obrador”, sostuvo Valencia.
El experto señaló que hay varios temas en la agenda de El Salvador en los que México juega un papel importante, como el apoyo económico a Centroamérica y el tema de las caravanas de migrantes centroamericanos que atraviesan México con destino a Estados Unidos.
Desde que López Obrador asumió la Presidencia, México impulsa un plan de desarrollo integral para la región de Centroamérica en el que participan El Salvador, Guatemala y Honduras, y que recibió la semana pasada el apoyo de España.
El objetivo de este plan de cooperación es crear oportunidades de educación y empleo en esos países para evitar las migraciones forzadas hacia Estados Unidos, donde a la mayoría de migrantes se les veta la entrada y quedan varados en México.
“La coyuntura de estos nuevos Gobiernos”, explicó el experto, “es una buena oportunidad” para que México se comprometa con la cooperación y que El Salvador asuma un “rol principal” en la región que difícilmente tengan Nicaragua, Honduras o Guatemala.
Sin embargo advirtió de que López Obrador no tiene ninguna intención de viajar al exterior puesto que prioriza la política interior, por lo que será Bukele, quien asumirá el cargo el 1 de junio, quien deberá tener la iniciativa de visitar México.
“Si El Salvador entiende que le conviene (cooperar con México) y el nuevo presidente toma ventaja, esto puede ayudar a que empiece con el pie derecho su gobierno”, concluyó. (EFE).-
