No nos referimos a la película del mismo título de la saga del agente secreto 007, James Bond, sino, a la actitud del gobierno de los Estados Unidos con sus aliados. Especialmente, cuando de política exterior se trata.
Los expertos en la materia nunca han entendido, por ejemplo, que los Estados Unidos de América, con la genuflexa complicidad de la mayoría de las naciones del mundo, mantengan un inhumano bloqueo contra Cuba. Que no ha matado un solo soldado americano, mientras mantiene excelente relaciones políticas y comerciales con Vietnam, que en los 20 años que duró la guerra de indochina, mató miles de soldados norteamericanos.
En esa guerra, las fuerzas del vietcong, fueron apoyadas por Rusia y China, pero esto no fue un obstáculo para mantener relativamente buenas relaciones con los rusos y establecerlas con los chinos.
Pero, una cosa es lo que hacen los yankees y otra es lo que dicen y exigen que se haga en los países aliados. Principalmente los llamados “del tercer mundo”.
Casi obligaron a algunos países, Dominicana y Haití, entre ellos, a desconocer al gobierno de Nicolás Maduro y a reconocer como presidente designado a Juan Guaidó.
Nuestro país lo hizo al igual que Haití. Las consecuencias no se hicieron esperar, el presidente Maduro les suspendió Petro Caribe a los haitianos y poco faltó para que estallara un conflicto de proporciones inimaginables en esa vecina naciób, pues los americanos no le resolvieron el problema de los combustibles y el gobierno haitiano tuvo que aumentar los precios.
En este contexto, hoy se le presenta una verdadera disyuntiva al presidente Luis Abinader, que se pasó de contento apoyando ciegamente la política internacional de Donald Trump, rompiendo, prácticamente, las relaciones comerciales con la República Popular China, poniéndole una camisa de fuerzas a las inversiones de esa nación en nuestro país.
Y, de ñapa, exacerbar el ánimo de los países árabes con el innecesario anuncio de trasladar nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Solo para hacerse el gracioso con Donald Trump y Mike Pompeo.
Hoy las cosas han cambiado radicalmente en los Estados Unidos de América. Joe Biden es el presidente electo y la política internacional de los demócratas es muy diferente a la de los republicanos.
Joe Biden es mucho menos beligerante contra los palestinos y es muy posible que mantenga la embajada americana en Tel Aviv, pues Jerusalén es considerada una de las ciudades santa de los musulmanes.
En cuanto a China, todo apunta a que se va a suavizar el tono entre las dos grandes potencias económicas.
Ante este panorama, ¿cuál será el siguiente paso del presidente Abinader?
Dice un refrán, que, “si se mete la pata y se saca a tiempo se queda bien”
Creemos que todavía estamos a tiempo.
Carlos McCoy