La reciente derrota de la AfD en la víspera, esencialmente no significa nada en especial, sino la introducción o exordio de una próxima y aplastante victoria.
Esta cita que, a cualquier desprevenido analista puede suponerle un soberano dislate, quizás lo sea, sólo por un tiempo más.
Porque lo de ayer, apenas evidenció que, Conservadores, Social Demócratas Cristianos o no y demás exponencias de un liberalismo bizarro, constituye el epitafio de una Alemania claudicante, sumisa, disciplinada y, la excluyente gran aportante
de ingentes fondos para una UE, mero epicentro de cuanto se conoce como, un organismo macrocefálico, burócrata por demás, deficitario y pródigo.
Dado que, la Europa de hoy, es una suerte de institución, más afín a la Cruz Roja Internacional que, a un gobierno zonal o regional, esencialmente por su notoria decadencia.
Pronto, la Eurozona pues será un vandálico desastre, toda vez que a la crisis del suministro gasífero industrial y domiciliario, devendrá su desabastecimiento, junto a un marcado meteórico disparador de los precios del fluido eléctrico que, tan sólo en España es ya, a todas luces insostenible.
Y, si adicionamos los implacables efectos de incontenibles inundaciones atadas a las sequías más severas, con más nuevas incursiones de los sin papeles, quienes pugnan por adentrarse en el calor de la comida y el alimento gratuito que, aún y por oleadas seguirán arribando desde el sur de los Balcanes y Noráfrica, estimar como más que plausible el derrumbe europeo, no me aparenta como algo irresponsable o temerario.
En algunos meses, todos los Germanos caerán en la cuenta que, las épocas de bonanzas y esplendores merced a las exportaciones de DAIMLER BENZ y BMW, serán del todo insuficientes y, cuando hurguen un poco más en sus finanzas y adviertan que la presión tributaria que padecen estoicamente aumente aún más, convendrán y exhortarán a todos sus compatriotas, por una rauda salida de una Unión de la que nada sacan y todo lo ponen.
Cuando tales eventos se presenten en ese tan lamentable -de momento, hipotético escenario-, no seleccionarán a los verdes y, menos a la izquierda socialista para recomponer su tejido social.
Y ante tantas vacancias doctrinarias e ideológicas, devendrá la hora de los Nacionalistas, quienes llevan casi ocho décadas de clandestinidad y amordazamiento.
No lo ejercitan todavía, puesto que anida en el espíritu de todos sus habitantes una mezcla de temor y lo desuetudo de una ideología que no conocieron ni en sus infancias, literatura ni costumbres domésticas, en un todo divorciadas de esos principios gregarios del orden, la disciplina y el Estado Autoritario.
Y por si fuese insuficiente todo ese enorme combo de censura colectiva intelectual, porque cada familia cuenta entre sus ancestros con un combatiente caído, al que en sus tiempos, estos decrépitos y decadentes aliados, denominaban Boche o Huno, en clara simetría a la barbarie.
Por ello, todo cambiará copernicamente en poco tiempo, cuando ese ominoso pasado quede atrás, cual un mal sueño o pesadilla nocturna, en virtud al estrechamiento económico financiero que, todo el Occidente sufrirá por igual.
Será cuando toda Alemania advierta la imperativa necesidad de un liderazgo bastante diferente al que jamás tuvo la cónyuge del yeti, actualmente abocada al armado de sus petates.
Pronto y bastante antes de lo que muchos suponen, otro revisionismo será instado y dejará a la Alemania del III Reich como un inofensivo kindergarten.
Será -entre otros dinamizadores-, cuando se recuerde a los diez millones de congoleños que, un aparente e inofensivo monarca. de la talla del rey Leopoldo de Bélgica, ordenó masacrar, mientras hacía talar todos los árboles de caucho para fabricar neumáticos de los primeros rodados que debutaban en el mercado automotriz a principios del pasado siglo.
O -para cuando el ex gatillero Putin desaparezca del mapa-, se exhumen las carnicerías de ucranianos que, en el mediodía de los treinta, bajo el título de purgas estalinistas, regaron de doce millones de cadáveres de inocentes agricultores y devotos cristianos, sus fértiles praderas.
Y particularmente, cuando el novante peso israelí prácticamente se desvanezca, liberando a todos los alemanes de esas brutales y tortuosas indemnizaciones de la post guerra que, cada contribuyente teutón debe de resignar en su sueldo y que, por su atavismo tan añejo, es tomado actualmente a modo de un ingrediente más de las corrientes contribuciones salariales.
Con sinceridad y humildad, soy de la opinión que, no sólo estamos apostados en los umbrales de la desintegración europea,
porque la actual cuenta con la fisonomía de un paquidermo enfurecido dentro de una venta de porcelanas, sino que Alemania hará eso y más, apenas para sobrevivir, y ponerse a cubierto de las inclemencias económicas que su actual dirigencia, ni remotamente podría sortear.
El resto de los frugales, pugnarán por abandonar sus presentes y absurdos estandartes, junto a sus apolilladas monarquías y
solicitarán integrarse en esa -que ya avizoro- como una rémora vitalizada de la Liga Hanseática de la que ya he dado cuenta, bastante antes de ahora.
Ya que, después de todo ¿que otra realidad a la actual es diferente a los monumentales supuestos de corruptelas que gobiernan en todas las latitudes, incluyendo estelarmente a nuestro propio Wall Street?.
En un tiempo más, cuando cada Germano chequee que, ningún jerarca Nacionalsocialista tomó algo para sí, salvo excepcionalidades como Goering y algún otro pelafustán de un calibre similar al del austríaco Skorzeny, podrá comprobar que,
a esos monstruos -conforme las grotescas siluetas dibujadas por Hollywood-, los guio y a toda ultranza, un simple y desinteresado Patriotismo.
Será cuando podremos certificar que…
LAS DERECHAS ALEMANAS SE ALISTAN PARA GOBERNAR EN BREVE.