La maternidad genera importantes cambios en el cerebro de las madres debido las variaciones hormonales que promueven la adaptación de este órgano desde la fecundación del óvulo en la matriz, afirmó hoy una especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En un comunicado difundido en la víspera de la celebración del Día de las Madres en México, la investigadora Teresa Morales Guzmán, del Instituto de Neurobiología de la UNAM campus Juriquilla, explicó que con la maternidad el cerebro suele volverse más empático.
“Se mejora la memoria a corto y largo plazos, particularmente en el aprendizaje espacial; resiste mejor al estrés; disminuye el envejecimiento neuronal, además de ser clave en la producción de leche, todo para un mejor cuidado de los hijos”, indicó.
Explicó algunos de estos cambios son permanentes y otros no. “Hay varios estudios en roedores que muestran que, en general, las adaptaciones en la fisiología regresan a su estado anterior al embarazo, pero hay variaciones cognitivas que perduran incluso hasta el envejecimiento”, comentó.
La especialista en neuroplasticidad y neuroprotección en el cerebro maternal señaló que dichas adaptaciones facilitan o promueven que una madre pueda contender con los desafíos que representa el cuidado de sus hijos.
También detalló que estos cambios “inician en la gestación, en el parto y culminan en el periodo de lactancia”.
Desde hace medio siglo, recordó Morales Guzmán, se encontraron los primeros indicios de cambios en el cerebro materno debido a las hormonas del embarazo.
Las investigaciones han permitido saber, por ejemplo, que la oxitocina estimula las contracciones del útero para el nacimiento y libera la leche almacenada en las glándulas mamarias; además, al actuar en el cerebro favorece la conducta maternal.
Los cambios en las diferentes regiones del cerebro de la madre no sólo ocurren en las neuronas; también abarcan a las células gliales, que dan soporte y energía a las neuronas, expuso la universitaria.
Pero estos cambios por la maternidad no solo se presentan en las madres. Según estudios, también se manifiestan en los hombres que se involucran en el cuidado de los hijos, aunque en menor medida: se vuelven más empáticos con las necesidades del hijo, y lo mismo sucede con quienes adoptan bebés.
“El ejemplo más claro es que se vuelven más sensibles al llanto”, precisó la especialista.