“Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.” Miguel De Cervantes
Cada 9 de julio se celebra en el mundo el Día Internacional de la destrucción de armas de Fuego, una fecha que se vio impulsada a raíz de la Conferencia General sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, que se realizó en el año 2001 en la sede de Naciones Unidas.
Desde entonces son muchas las armas de fuego que los ciudadanos han entregado para su destrucción y sin embargo, hoy en día el número de rifles, revólveres y pistolas parecen haber aumentado en gran cuantía.
Diversas organizaciones no gubernamentales se suman a esta iniciativa, que cuenta también con un gran respaldo ciudadano.
Oxfam, Amnistía Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas, entre otras, participan activamente en este movimiento. Para eso, instalan centros de recolección y destrucción de armas de fuego.
Además, se llevan a cabo charlas, simposios y conferencias, ellos, quieren concienciar a los ciudadanos de los riesgos que suponen las armas de fuego. Sobre todo, si el objetivo que busca la humanidad es conseguir una buena convivencia social.
En promedio se estima que cada año el 9 de julio se logran destruir ochocientas mil armas de fuego, pero, cada vez que se destruye una, se fabrican diez que vienen a ocupar su lugar, demostrando que aún queda un largo camino por recorre
Y es que, aunque se busca educar a la población en general sobre el riesgo de tener armas propias lo cierto es que las personas siguen teniendo este tipo de objeto para su uso personal y en múltiples ocasiones no cuentan con el entrenamiento necesario para utilizarlas de forma correcta lo cual les puede traer graves consecuencias a su integridad física y psicológica.
Ya que la paz no puede entenderse sin la democracia, los derechos humanos y el desarrollo, pero, sobre todo, sin el desarme, de ahí lo relevante la celebración del día Internacional de la destrucción de armas de fuego el problema de fondo es que son las naciones y los gobiernos quienes deberían plantearse el reducir o detener la fabricación de armas, ya que mientras esta industria perviva, nunca se podrá eliminar la violencia y las muertes que acarrean consigo las armas ilícitas.
Pero, para que estas medidas funcionen, es necesaria la implicación y suma de los gobiernos, solo con la colaboración estrecha de ciudadanos y gobiernos se podrá disminuir el número de armas ilícitas en circulación, lo más importante es fomentar la educación para la paz en el mundo que erradique la idea de que los conflictos se solucionan con violencia o que el uso del poder y el portar un arma es importante para sentirse bien.
“Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.” Albert Einstein
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Presidenta del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.