En la era digital actual, los dispositivos electrónicos se han convertido en una presencia constante en nuestras vidas. Si bien ofrecen una gama de beneficios, su uso excesivo, especialmente en la primera infancia, puede acarrear consecuencias negativas que impactan directamente en el desarrollo y aprendizaje de los niños.
La educación actual, en un esfuerzo por adaptarse a las nuevas tendencias, ha incorporado el uso de la tecnología en las aulas. Sin embargo, existe el riesgo de confundir la tecnología con el mero entretenimiento, lo que lleva a un enfoque educativo centrado en la diversión y no en el aprendizaje significativo.
Los métodos y contenidos educativos tradicionales, a pesar de requerir una actualización en algunos aspectos, no deben ser descartados por completo. La adicción a los dispositivos electrónicos puede generar una serie de efectos nocivos en el desarrollo cerebral de los niños, limitando su capacidad de estimulación, crecimiento y aprendizaje.
El uso excesivo de estos dispositivos, especialmente aquellos que ofrecen contenido visualmente atractivo pero sin valor educativo, puede convertir el cerebro en un simple receptor de estímulos vacíos, atrofiando su potencial y limitando su desarrollo cognitivo.
Si el niño ó niña todavía no sabe leer, la adicción al teléfono celular va a prevenir que aprenda la manera correcta de leer y aprender. Para Marc Masip “el smartphone es la heroína del siglo XXI”
Algunos padres se sienten felices diciendo “Mis hijos son tecnológicos”. No hay frase mas lejana de la verdad. Lo que estamos produciendo son analfabetas consumidores de contenido visual y auditivo con mensajes torcidos de la realidad muchas veces promoviendo a la violencia, el crimen, consumo de drogas, sexo y poca empatía hacia el ser humano. Promoviendo a las niñas como objeto sexual y sometidas al abuso del hombre.
Es importante recordar que la educación debe ir más allá del entretenimiento. El objetivo principal debe ser fomentar el aprendizaje, la creatividad, el pensamiento crítico y las habilidades sociales en los niños. La tecnología, utilizada de manera responsable y adecuada, puede ser una herramienta valiosa para complementar este proceso, pero nunca debe reemplazarlo.
Es crucial que padres, educadores y la sociedad en general trabajen en conjunto para establecer límites claros y responsables en el uso de dispositivos electrónicos en la primera infancia. El celular es la niñera del siglo 21 y por eso es necesario crear entornos de aprendizaje estimulantes y enriquecedores que fomenten la interacción social, el juego físico, lectura de cuentos infantiles y la exploración creativa, elementos esenciales para el desarrollo integral de los niños.
En conclusión, la adicción a los dispositivos electrónicos en la educación temprana representa un problema que debe ser abordado con urgencia. Es necesario replantear el enfoque educativo, priorizando el aprendizaje significativo y utilizando la tecnología de manera responsable, siempre al servicio del desarrollo integral de los niños.
Es hora de reavivar la llama del aprendizaje genuino y dejar de lado la falsa ilusión de que el entretenimiento virtual es sinónimo de educación.