La muerte de ocho personas en un asilo de ancianos de la ciudad de Hollywood, al norte de Miami, que se quedó sin electricidad y, por ende, sin aire acondicionado a causa del huracán Irma, ha puesto al descubierto la precaria situación de las residencias y viviendas asistidas del estado.
Hoy varias personas fueron evacuadas de otra residencia para mayores, el Williamsburg Landing, en Wilton Manors, cerca de Fort Lauderdale, también afectada por la falta de electricidad y el consiguiente insano calor que se produce en lugares cerrados cuando la temperatura exterior es de más de 30 grados centígrados (86 grados Fahrenheit) y la humedad es alta.
La Policía, que ha abierto una investigación sobre lo ocurrido en el llamado Centro de Rehabilitación de Hollywood Hills, en el condado de Broward, ha atribuido las muertes de los ancianos al calor, mientras que familiares y conocidos de los fallecidos se lamentaron hoy de que algo así pueda haber ocurrido y pidieron que se determinen responsabilidades.
El alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez, visitó hoy una residencia de ancianos en la zona de la Pequeña Habana, donde tampoco hay electricidad, con todo lo que eso conlleva.
“Tenemos personas de la tercera edad que están (en pisos) altos y no tienen aire acondicionado, pero la electricidad se va a restaurar hoy por la tarde, según me ha confirmado FPL (la compañía de electricidad)”, aseveró a los periodistas allí congregados.
Giménez señaló que el condado está “planificando renovar por completo el edificio, con nuevos códigos y comodidades para que no vuelva a ocurrir lo mismo con otro huracán”.
En Florida, estado donde viven unos 1,6 millones de personas de al menos 75 años de edad, según datos de 2015 de la Oficina del Censo de EE.UU., una situación como la creada por el embate de Irma es todavía más grave para los ancianos que viven en residencias y viviendas asistidas.
La mitad de ellos tienen alguna discapacidad y problemas para caminar, subir escaleras, bañarse o vestirse, por lo que arreglar los ascensores, que quedan fuera de funcionamiento por la falta de electricidad, supone uno de los requisitos esenciales para volver a la normalidad.
Cuatro días después de la llegada de Irma a Florida, en el complejo residencial para adultos mayores Robert King High Towers de Miami, pese a que “no hubo ningún problema de gravedad”, según confirma a Efe la presidenta de la asociación de vecinos, muchos de los 1.200 residentes continúan recluidos en sus pisos sin agua ni comida, porque no pueden utilizar los elevadores.
Pese a la falta de electricidad, la ayuda civil “no ha podido ser mejor”, afirma Ángel González, residente del edificio, que añade que “no nos falta el hielo, por lo que no vamos a condenar a nadie”.
Otros ancianos residentes en dos edificios gemelos de protección social de Miami también pasan por un calvario, en este caso por no tener techo, pues las torres fueron desalojadas el sábado pasado.
Los residentes de las Civic Towers, en su mayoría de la tercera edad, tuvieron que evacuar “a la fuerza y escoltados por la policía”, matiza Idania, una inquilina que afirma que “representantes de los propietarios abrieron las ventanas para que entrara agua durante el huracán, el edificio se mojara y tuvieran lo que querían, más fondos del gobierno”.
Las más de 300 familias de las Civic Towers, en el barrio de Allapattah, llevan cuatro días “durmiendo en sus coches”, porque tienen prohibido el acceso, sostiene María Elena Guerreiro, una vecina que no ha dudado en acercarse y ofrecer su ayuda a los afectados.
“Los que viven en estos edificios están viviendo una pesadilla desde junio”, cuando las autoridades condenaron el edificio, con la idea de derrumbarlo y construir otro.
Juan Rodríguez, un vecino de las torres, dice que “no es una historia del huracán solamente”. Días antes de que llegara Irma “la policía nos evacuó y nos aseguró que nuestra estancia en los refugios duraría tres días”, aseveró.
“Se aprovecharon de la situación para sacarnos. Ellos dicen que el edificio está condenado, que será destruido y levantado de nuevo, pero nosotros estamos durmiendo en la calle, sin dinero, comida y agua”, dijo Rodríguez, que comenta que solo le dejaron acceder a su vivienda, “escoltado por dos policías”, para coger algo de ropa.
Irma, que tocó tierra en el estado de Florida el pasado fin de semana como huracán de categoría 5, no solo ha provocado daños materiales, sino que también ha abierto una brecha social en uno de los estados con mayor concentración de población anciana de EE.UU.