Por Miguel Espaillat Grullón |
Veamos por qué, Hipólito Mejía, es único, es atípico, el más dichoso, un fenómeno político…
Hipólito, sin ser revolucionario, lideró un Partido Revolucionario: el PRD, y ahora, un Partido que dice ser Revolucionario: el PRM. Pero además, el viejo PRD tenía su “Proyecto De Nación”, e Hipólito fue incapaz de implementarlo. Ahora, el nuevo PRM también tiene su “Proyecto De Nación”, lógicamente ante la ecuación (Hipólito, en el ayer pudo y no lo hizo), surge la interrogante: ¿lo hará en el mañana en el supuesto que de nuevo llegue a presidente?
Bien…Como todo “Proyecto De Nación” tiene que elaborarse y cumplirse en base a la realidad de cada país, presento algunos puntos a tomarse en cuenta para realizar ese Proyecto en nuestra patria: sanear la economía nacional, eliminando todas las exoneraciones fiscales y arancelarias y los subsidios a los choferes, industriales, comerciantes, áreas turísticas y empresas mineras, así como también aumentar los impuestos de manera racionalizada y aumentar los sueldos de todos los trabajadores a una escala proporcional a los beneficios de la empresa en que laboren.
Frenar la especulación y la manipulación de los precios, en función de costo beneficio. Recuperar los bienes del Estado graciosamente otorgados a las elites gobernantes. Renegociar todos los contratos leoninos que el Estado ha firmado a las empresas transnacionales, especialmente a las mineras de cielo abierto, que no solo están robando nuestras riquezas, sino también, dañando nuestro Medio Ambiente.
También, un Proyecto De Nación, comprende, enfrentar todas las mafias internacionales y nacionales. Entre ellas: la mafia que opera en educación, dentro de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional; la mafia en obras públicas y en todo el sector de la construcción, la mafia de la justicia; la mafia de la salud, la mafia de minería y Medio Ambiente (renegociar, todos esos cochinos contratos que el Estado dominicano a firmado a las mineras de cielo abierto). Seguimos con la mafia de la cancillería; la mafia del Palacio Nacional; la mafia del sector agropecuario; la mafia del sector eléctrico; la mafia de los medios de comunicación, la mafia de los banqueros, la mafia de los narcotraficantes y así sucesivamente, hasta las mini-mafias existentes a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Frenar la inmigración haitiana, sellando la frontera. Acabar con la trata humana, que para la explotación de mano de obra barata auspician terratenientes, zonas francas, turismo, contratistas y constructores de las obras del Estado. Combatir hasta neutralizar, eliminar y llevar a la justicia a todos los infractores (ya sean pobres o ricos, o poderosos empresarios y banqueros, expresidentes, exjueces, exmilitares, y cualquier alto o bajo funcionario que se haya enriquecido ilícitamente, aplicándole rigurosamente las penas máximas, sin olvidar recuperar todo lo robado al Estado.
En este proyecto reviste particular y primordial importancia, atacar las raíces que generan la delincuencia, entre ellas, tenemos los bajos salarios a obreros y policías y la generada por la corrupción de arriba (gobierno y elites de poder), que son las crean las condiciones para el delinquir de los de abajo. Para comenzar a enmendar la problemática de la delincuencia, hay que subir los sueldos a los militares y policías a un mínimo de 40 mil pesos mensuales, teniendo en cuenta que esta medida, solo abarca una de las muchas aristas que dan origen al delinquir, puesto que la delincuencia en general, tiene sus orígenes, en diversos factores. En los jóvenes (exponen los investigadores), son factores para delinquir, la falta de oportunidades educativas y laborales, la falta de orientación hacia instituciones formales, la deserción escolar, los problemas familiares, la baja autoestima y el trabajo infantil, factores todos, que obraran sobre la adultez, para que también sea un delincuente, por las razones que explican los psicólogos (la formación del niño, y del joven /trascenderá a lo adulto).
Ante estos planteamientos, cabe preguntarnos ¿tiene Hipólito, la vocación, capacidad y compromiso, con el concepto “Proyecto De Nación”?
Hipólito desconoce lo que es un “Proyecto De Nación” y si lo conoce, no le interesa. Sus intereses son otros, más bien, él ha sido parte de esos sectores que han generado la catástrofe, que ha llevado a nuestra patria a la ruina moral, económica, social y ecológica en que está. ¿Podrá alguien como él, sanear el poder judicial, cuando ha dicho, que fulano de tal, en su gobierno no va a la justicia, porque ese es su canchanchan? ¿Tiene él la reciedumbre moral y entereza, para combatir el narcotráfico, cuando tiene en su currículo de expresidente, el haber mandado a un cuñado suyo a juramentar a un conocidísimo narcotraficante como su jefe de campaña en una provincia fronteriza e ingresarlo al ejército con rango de capitán?
¿Puede hablar Hipólito Mejía, de un Proyecto De Nación, que contemple primero la gente?, a menos que no sea “primero la gente rica”; tal como lo demostró con el manejo de la quiebra del Baninter a favor de los ricos. ¿Puede hablar Mejía de defensa a la Soberanía Nacional, cuando frente a los múltiples contratos leoninos que Leonel otorgó a ciertas transnacionales, no ha dicho ni esta boca es mía? Pero tampoco ha dicho nada, frente a un neoliberalismo que se traga al país. Me estoy refiriendo al expresidente Hipólito Mejía, quien con sus chistes y relajos, alcanzó la Presidencia de la República, se alzó con el liderazgo del Partido, se ha hecho empresario millonario y que ahora con su vida loca, se burla de sus seguidores. Hablo de un hombre, que no tiene ideología, sino, intereses y que asocio más con Cuquin Victoria, Boruga y Pololo, que con un hombre de Estado.
Reza el encabezado de este artículo: Hipólito es tremendamente dichoso, y lo es, puesto que, pese a todas sus lagunas intelectuales y políticas, y pese a todas las derrotas que bajo su conducción ha tenido el Partido, todavía él sigue siendo el líder de una cantidad apreciable dentro del nuevo PRM; sin soslayar en este punto, que las elecciones ganadas en 2000 para llevarlo a presidente, ocurrió, porque en ese momento histórico, aquel PRD de entonces, ganaba de calle con cualquier candidato.
Hipólito Mejía, es un fenómeno político, puesto que, aun cuando da claras muestras de amistad y simpatía, por nuestros adversarios y enemigos del pueblo, (los grandes ladrones y trujillistas), pero en este capítulo, de manera particular hay que destacar su especial amistad con Danilo Medina. Hipólito, pese a tener una hija participando en la contienda como vicepresidenta, este hecho no fue óbice para que él le diera una ayudita a Medina en la campaña electoral, elogiando su gestión presidencial.
Si profundizamos mas, encontraremos que esa ayuda fue más lejos, pues la incursión de Mejía en buscar la nominación presidencial por el PRM, fue una jugada calculada para ayudar a Medina, puesto que él bien sabía, que no le ganaba la convención a Luis Abinader. Ese año gastado en esa lucha por la nominación, solo favorecía a Medina, como al final sucedió. Pero tampoco, este hecho, ha hecho mella entre sus seguidores.
Ahora, tenemos a Hipólito Mejía de nuevo en la palestra, tratando de alzarse con la nominación presidencial por el PRM. El sabe, por muchos motivos, que eso es un absurdo. El sabe que es imposible que le gane una Convención a Luis Abinader o a otro que surge del Kilombo. Lo Hace por varias razones aberrantes. Primero, para ayudar a su amigo Medina, quien ya se sabe será el candidato del PLD en el 2020, y segundo, porque la participación en una campaña electoral, representan muchos millones que van a parar a los bolsillos de los candidatos. Además, esa amistad resulta muy provechosa para los negocios de Mejía y sus hijos, mas no así para el PRM.
En este tenor, ya Mejía (el supuesto opositor), no se contenta con elogiar públicamente a Medina, sino, que le envía cartas, como hacíamos en los viejos tiempos del romanticismo a nuestros amores. Con tales maneras, Hipólito funge como el mejor vocero y relacionador publico del PLD, no como el opositor serio que debería ser. En el futuro, ya ni sabemos cómo será esta manifestación de confabulación y amor de Hipólito por Medina, lo que irremisiblemente llevará al PRM, a que de nuevo pierda las elecciones a celebrarse en mayo del 2020. Estoy hablando del Hipólito Mejía, que nunca ha ido a una cárcel, ni ha sido perseguido por razones políticas, a diferencia de tantos dominicanos de militancia revolucionaria, quienes por esos infortunios de la vida, en vez de ser ensalzados, han sido vituperados, como ha sucedido con los constitucionalistas de 1965, que han tenido que mendigar pensiones para no morirse de hambre junto a sus hijos y esposa.
A pesar de todo el negativo fardo anterior que pende sobre la figura de Mejía, y de que él se ha revelado como un comerciante más de la política, pese a ello, él sigue siendo el líder de un batallón de seguidores, que no cuestiona ese liderazgo. Por consecuencia, lo siguen considerando el candidato presidencial ideal para mayo del 2020, aunque en sus adentros razonen, que con el no es posible implementar, un “Proyecto De Nación”.
La ponencia anterior nos lleva a concluir, que Hipólito Mejía, es único, es atípico, el más dichoso, un fenómeno político… “el ma’ mejol”. Pero, a quienes los siguen, ¿cómo lo podemos evaluar? Al lector dejo la palabra.