Francisco Ávila |
Barcelona.- A diferencia de otros cursos, el actual Barcelona sigue siendo un equipo con mucho fútbol y unos recursos ofensivos descomunales, aunque ya no tiene el control de la situación de antaño como se volvió a vivir ayer en Mestalla.
Los números de los de Luis Enrique demuestran esta tendencia. Los azulgranas después de nueve partidos suman 19 puntos y se han dejado ocho por el camino. Tres por las derrotas ante Alavés y Celta y dos por el empate cedido en casa ante el Atlético de Madrid.
Pero más allá de la estadística, están las sensaciones. A los rivales les cuesta mucho menos llegar a la meta azulgrana, disponen de más ocasiones y la línea de presión, que normalmente se inicia en la delantera, es superada con más facilidad.
El desequilibrio que ofrece la delantera en ataque no está en consonancia con el trabajo defensivo y por consiguiente la media tiene problemas para equilibrar el equipo y ese problema se traslada a la defensa en un efecto dominó.
En nueve partidos, el Barça ha encajado una media de 1,3 goles por partido (12), los mismos que el Sevilla. El Atlético de Madrid solo ha encajado tres y el Real Madrid también presenta mejores números en defensa (8), pese a que estos tres equipos han disputado un partido menos.
Los azulgranas se sostienen por las magníficas prestaciones de su delantera. Han marcado 29 goles en 9 partidos (3,2 de promedio) y Luis Suárez y Leo Messi, con siete tantos cada uno, encabezan la clasificación de máximos goleadores del campeonato.
La línea de centrocampistas sufre. Busquets, pese a su buen tono, no tiene la regularidad que ofrecía no hace tanto por lo que Ivan Rakitic tiene que multiplicarse y ofrecer soluciones en la presión para liberar a Andrés Iniesta, que comanda las operaciones en ataque e impide que los partidos del Barça se conviertan en un continuo ir y venir como ha ocurrido esta temporada en más de una ocasión.
La defensa ha sido blanco de las lesiones y de otras circunstancias. Se lesionó Sergi Roberto, Aleix Vidal no cuenta, y la pareja de centrales (Piqué y Umtiti) ha sido de lo más destacado del equipo, pese a la lesión del primero ante el Manchester City y el regreso del francés al equipo después de una lesión que le mantenido tres semanas de baja.
A la baja de Piqué se ha sumado la de Alba. El primero estará tres semanas fuera del equipo por un esguince de tobillo y el segundo dos semanas por un problema muscular, pero más grave aún es la lesión de Andrés Iniesta.
El capitán azulgrana estará un máximo de dos meses sin jugar por una lesión parcial en el ligamento de rodilla, otro contratiempo para Luis Enrique, aunque en esta ocasión en una demarcación en la que dispone de bastantes efectivos.
Las lesiones y el futuro calendario son las principales preocupaciones para Luis Enrique. Hasta que se juegue el clásico en el Camp Nou ante el Real Madrid (3 diciembre), el Barça deberá jugar antes siete partidos: ante el Granada (29 octubre), en Manchester (1 noviembre), en el Sánchez Pizjuan contra el Sevilla (6 noviembre), ante el Málaga (19 noviembre), en Glasgow frente al Celtic (23 noviembre), en Anoeta (27 noviembre) y en Copa ante el Hércules (30 noviembre).
Piqué no volverá, aproximadamente, hasta el 10 de noviembre y se perderá los partidos ante el Granada, frente al City en Manchester y en el Sánchez Pizjuan.
Alba, si no hay contratiempos, llegaría muy justo para la cita en Manchester, mientras que en el caso de Iniesta, todo depende de la evolución. Si la lesión se prolonga durante seis semanas, el capitán llegaría para jugar contra el Real Madrid, pero si alarga hasta las ocho, se perdería esta posibilidad. EFE