El gobernador de Florida, Rick Scott, programó para el próximo 24 de agosto la ejecución de Mark James Asay, que si se concreta, será la primera desde que hace un año y medio la Corte Suprema de EE.UU. declaró “inconstitucional” la forma de decidir la pena de muerte en este estado.
Florida era uno de los tres estados de EE.UU., junto con Alabama y Delaware, que no requería un veredicto unánime del jurado para sentenciar a un reo a muerte.
Pero en marzo de 2016 el alto tribunal determinó en un fallo que un juez necesita la recomendación unánime del jurado a la hora de imponer la pena capital a un reo.
A raíz de esa decisión y por posterior orden de la Corte Suprema de Florida, Scott y el Legislativo de Florida tuvieron que realizar cambios a la ley estatal.
Unos 400 condenados a muerte quedaron en un limbo legal, entre ellos Asay, hasta que la Corte Suprema de Florida determinó en diciembre pasado la revisión de unas 200 de esas sentencias.
En la revisión la Corte falló en contra de la apelación presentada por Asay, cuya ejecución puede por tanto llevarse a cabo.
Asay fue condenado en 1988 a la pena de muerte por el doble asesinato de Robert Lee Booker y Robert McDowell.
Desde 1976 se han ejecutado en Florida a 92 reos, según las autoridades carcelarias de Florida, el último de ellos fue el 7 de enero de 2016 el asesino en serie Oscar Ray Bolin.
Actualmente, cerca de 400 personas, cuatro de ellas mujeres, esperan en el corredor de la muerte su ejecución mediante la inyección letal.