La séptima y última vacación veraniega del presidente Barack Obama en Martha’s Vineyard ha comenzado con la esperanza de que pueda pasar un tiempo relajado con su familia antes de un atareado otoño previo a las elecciones de noviembre.
Obama aprovechará las próximas dos semanas para realizar tranquilas rondas de golf, salidas a la playa, paseos en bicicleta, caminatas con su esposa e hijas, y cenas con la señora Obama y sus amigos en algunos de los mejores restaurantes de la isla.
El Congreso también se tomó un extenso descanso veraniego de Washington, algo que la Casa Blanca ha criticado, ya que el país tiene que lidiar con el virus del zika que llega a Florida.
A la familia Obama le gusta mantener una actitud discreta en la isla y el verano pasado lo lograron, pero en viajes anteriores no han logrado relajarse mucho.
El presidente tuvo que interrumpir sus vacaciones del 2014 en varias ocasiones para atender los sucesos políticos en Irak, la decapitación del periodista estadounidense James Foley por milicianos del grupo Estado Islámico y las protestas violentas en Ferguson, Missouri, luego de que un policía blanco baleara a muerte a un joven negro de 18 años.
La consejera de seguridad nacional, Susan Rice, y la subjefa del gabinete, Kristie Canegallo, acompañan al presidente para ayudarlo a mantenerse al día en los acontecimientos.
Los Obama se hospedarán en el pueblo de Chilmark, ubicado en el extremo occidental de la isla, pero la Casa Blanca no develó la ubicación específica. En viajes recientes han rentado una vivienda de siete habitaciones y 750 metros cuadrados (8.100 pies cuadrados) con vistas a la Sonda Vineyard, una piscina de tipo infinita y una cancha que sirve para tenis y basquetbol.
Desde que el presidente llegó al poder en 2009, todos los agostos él y su familia han pasado las vacaciones en la isla turística cercana a Cape Cod, con excepción del 2012, cuando estaba en campaña para su reelección.
Él y la primera dama solían vacacionar en la isla antes de mudarse a la Casa Blanca.