Por Enrique Garabetyan |
La Academia sueca de ciencias otorgó el premio Nobel 2016 de medicina al investigador japonés Yoshinori Ohsumi. Lo hizo por sus ideas y descubrimientos relacionados con un proceso celular clave: la autofagia.
Esta palabra, que proviene del griego y puede traducirse como “comerse a sí mismo”, es un concepto observado hace ya casi 50 años cuando los científicos descubrieron que las células podían destruir sus propios contenidos y partículas internas –proteínas degradadas por ejemplo- englobandolas dentro de una membrana y degradàndolas en componentes bàsicos dentro de una estructura celular que funciona como “equipo reciclador” y que en las celulas humanas se denominan lisosomas.
El científico japonés investigó durante muchos años las formas y los pasos de este proceso y también los genes responsables de controlarlo.
Los descubrimientos de Yoshinori Ohsumi –según la Academia- llevaron, con los años a desarrollar un nuevo paradigma en el entendimiento de cómo las células que forman los tejidos son capaces de reciclar su contenido.
También constataron la importancia de la autofagia en muchos procesos fisiológicos claves para la vida tales como la adaptación a la falta de alimento o la respuesta a las infecciones.
Por otra parte, las mutaciones en los genes responsables del correcto funcionamiento de este proceso parecen estar relacionados con la aparición de diversas afecciones tales como el Parkinson, la diabetes II y algunos tipos de cáncer.
Los trabajos centrales de Yoshinori Ohsumi comenzaron en el año 1988, cuando inició el estudio de la degradación de las proteínas en un órgano interno de las células (técnicamente una organela), denominado vacuola y que es el equivalente a los lisosomas de las células de los tejidos de las personas.
El experto japonés y sus continuadores comprobaron que la autofagia es la base de varias funciones fisiológicas claves para la degradación y el reciclado de componentes celulares. La autofagia puede proveerle a las células nuevas “unidades” y “ladrillos” que sirven para renovar los componentes celulares.
También ocurre tras una infección cuando la célula combate la invasión de bacterias o virus. Dentro de la fisiología celular cumple también algunas otras funciones relacionadas con el desarrollo y la diferenciación de las células en los primeros momentos de la vida de un embrión.
