Por Nelson Acosta y Luis Jaime Acosta
LA HABANA/BOGOTÁ (Reuters) – El Gobierno de Colombia y la guerrilla izquierdista de las FARC firmaron el sábado un nuevo acuerdo de paz después de varias semanas de discusiones en Cuba para ajustar el pacto inicial que fue rechazado en un plebiscito, un nuevo intento para acabar con el conflicto armado interno más antiguo de América Latina.
Los cambios permitirán implementar los acuerdos para que unos 7.000 combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejen las armas y conformen un partido político, luego de 52 años de violentos enfrentamientos que han dejado unos 220.000 muertos y millones de desplazados.
El “Nuevo Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” fue firmado por los jefes de los equipos negociadores, Humberto de La Calle, en representación del Gobierno, e Iván Márquez por las FARC, en presencia de los países garantes Cuba y Noruega.
De la Calle admitió que el contenido del nuevo acuerdo, que no será incorporado a la Constitución, mejora el que fue rechazado por los colombianos y hace precisiones específicas sobre justicia y la restricción de la libertad para los integrantes de la guerrilla.
“Con humildad reconozco que este acuerdo es mejor en cuanto resuelve muchas de esas críticas e insatisfacciones. Su aceptación no va a ser unánime. Como tampoco lo fue en el primer acuerdo. Pero esperamos que la base de apoyo que recoja lo haga más sólido”, dijo el jefe del equipo negociador del Gobierno al revelar que no habrá extranjeros en el tribunal especial de paz.
“Se eliminó la idea de incorporar el acuerdo a la Constitución Política y al llamado bloque de constitucionalidad. El principio general de garantía de cumplimiento es el compromiso de que ambas partes cumplirán de buena fe lo pactado”, precisó de la Calle.
FARC DICEN QUE CEDIERON
El inesperado resultado del plebiscito celebrado el 2 de octubre obligó al presidente Juan Manuel Santos a iniciar un diálogo con la oposición política liderada por el ex presidente Álvaro Uribe y a reabrir las discusiones en Cuba con las FARC para modificar el acuerdo.
El triunfo del “No” le impidió al mandatario implementar el acuerdo de paz inicial sobre los sensibles temas de desarrollo rural y agricultura, política, lucha contra el narcotráfico, justicia y un cese bilateral y definitivo del fuego supervisado por la ONU.
“De nuestra parte hemos cedido, incluso extendiendo las fronteras que nos habíamos trazado, desplazándolas hasta los límites de lo razonable y aceptable”, dijo Márquez después de la firma.
Inmediatamente no quedó claro si el nuevo acuerdo será sometido a un proceso de refrendación, aunque fuentes del Gobierno dijeron que es posible que el presidente empiece su implementación a través del Congreso.
Uribe, quien se reunió con Santos el sábado en Colombia, pidió mantener abierta la posibilidad de revisar y modificar los textos del nuevo acuerdo.
Santos dijo posteriormente en una declaración que la posibilidad de que los jefes de las FARC puedan ocupar cargos de elección popular se mantuvo debido a que no se pudo modificar como lo exigía la oposición política.
“Un punto que reclamaban muchos de los del ‘No’ era que los jefes guerrilleros no pudieran ser elegidos. Yo entiendo que este es el sentir de muchos ciudadanos. En la mesa de La Habana los negociadores del Gobierno insistieron mucho en ese punto para responder a esa preocupación”, argumentó el mandatario.
“Tengo que decirlo con franqueza. Aquí no se logró avanzar”, precisó.
De las declaraciones de Santos y de su jefe negociador en Cuba se infiere que los líderes de las FARC tampoco irán a la cárcel como lo pedía la oposición política.
“Este acuerdo, renovado, ajustado, precisado y aclarado debe unirnos, no dividirnos. Esa es mi invitación. A que nos unamos, así el acuerdo no satisfaga todas las aspiraciones de todos los sectores. ¡Es la hora de la unión y la reconciliación!¡Es la hora de dejar atrás las divisiones!”, concluyó Santos.
Estados Unidos felicitó al Gobierno de Colombia por el nuevo acuerdo producto de discusiones entre partidarios y detractores del pacto inicial y reiteró que apoyará la implementación del proceso de paz.
“Después de 52 años de guerra, ningún acuerdo de paz puede satisfacer a todos en todos los detalles. Pero este acuerdo constituye un importante paso adelante en el camino de Colombia hacia una paz justa y duradera”, dijo una declaración del secretario de Estado, John Kerry.