SALT LAKE CITY, Utah.— Cuando se hizo evidente que Donald Trump sería el nominado republicano a la presidencia de Estados Unidos, Andy Rasmussen no solo renunció a su cargo como líder del partido en el norte de Utah: también abandonó la organización política para convertirse en un votante no afiliado.
Ahora, Rasmussen y miles de republicanos de Utah temerosos de Trump intentan buscar un candidato presidencial para las elecciones de noviembre.
Utah es uno de los estados más homogéneos del país, con una religión dominante —el mormonismo— que suele inspirar cierto nivel de conformidad política. Sin embargo, Trump vino a alterar el consenso republicano en la región, sacudiendo los fundamentos de un electorado que lucía como el más estable del país.
Rasmussen y otros republicanos —que superan a los demócratas en una proporción de casi cinco a uno entre los 1,3 millones de votantes activos del estado— tratan ahora de decidir de quien desconfían menos: de Trump o de su rival demócrata Hillary Clinton.
“Creo que ella es casi irremediablemente corrupta”, opinó Rasmussen, ex presidente legislativo y miembro del Comité Ejecutivo del Partido Republicano en el condado de Cache.
“Sin embargo, en comparación, creo que Trump representa un peligro claro para la república mientras ella no”, agregó. Calificó a Trump de ser “un megalómano prepúber sin moral alguna”.
Con todo, todavía se espera que el empresario multimillonario gane los seis votos electorales en Utah, un estado que no ha votado por un candidato demócrata desde 1964, pero incluso Trump reconoció la semana pasada que él “tiene un tremendo problema en Utah”.
Alrededor de unos siete de cada 10 mormones se inclinan por los republicanos, más que cualquier otra religión importante en Estados Unidos, según el Centro de Investigación Pew. Los protestantes evangélicos son el siguiente grupo religioso más cercano, con el 56% de sus miembros de tendencia republicana.
Algunos republicanos de Utah ya están explorando opciones, como votar por el candidato del Partido Libertario Gary Johnson, quien trasladó la base de su campaña a Salt Lake City, o Evan McMullin, un ex oficial de la CIA relativamente desconocido y graduado de la Universidad Brigham Young que ha conseguido colocar su nombre en las boletas de votación en Utah y otros estados. Algunos republicanos también están sopesando lo que antes era impensable: votar por Clinton.
Los demócratas en Utah ya han visto un aumento de 18% en el registro de votantes desde principios de marzo hasta mediados de agosto, en comparación con una disminución del 5% en el mismo período de 2012.
Los registros de votantes republicanos también han aumentado —un 11% este año en comparación con un aumento del 5% hace cuatro años_, pero ese incremento de votantes republicanos también podría explicarse por unas primarias estrechas para gobernador en junio, en la cual solamente los republicanos registrados podían participar.