Donald Trump prometió el jueves que aceptará totalmente los resultados de los comicios presidenciales de noviembre… si él gana.
El candidato presidencial republicano dijo que se reserva el derecho de impugnar cualquier resultado dudoso, con lo que agudizó sus afirmaciones de que la contienda electoral frente a su rival demócrata Hillary Clinton podría estar amañada en su perjuicio, algo de lo cual no ha presentado pruebas.
El magnate emitió sus declaraciones un día después de que causara estupor su negativa en el último debate entre ambos contrincantes a decir si aceptaría su derrota ante Clinton si fuera el caso. Su resistencia, que amenaza socavar la esencia de la democracia estadounidense, fue censurada rotundamente por sus correligionarios republicanos.
El senador John McCain de Arizona, candidato presidencial republicano en 2008, describió la transferencia pacífica del poder como “el orgullo de nuestro país”.
“No me gustó el resultado de las elecciones de 2008. Pero yo tenía el deber de admitir la derrota y lo hice sin reticencias”, declaró McCain en un largo comunicado.
“El reconocimiento no es simplemente un ejercicio de bondad. Es un acto de respeto por la voluntad del pueblo estadounidense, un respeto que es la primera responsabilidad de cualquier líder estadounidense”, agregó.
En momentos en que parecen alejarse sus posibilidades de triunfo, Trump ha planteado reiteradamente el espectro de una elección manipulada, a pesar de que no hay pruebas de un posible fraude electoral generalizado en los próximos comicios ni en las anteriores contiendas presidenciales.
Los principales asesores del candidato y su compañero de fórmula, Mike Pence, han intentado matizar inútilmente las declaraciones de Trump, sólo para observar con impotencia cómo persiste en reiterarlas.
Cuando le preguntaron durante el debate del miércoles si aceptará los resultados de la elección y reconocerá su derrota ante Clinton si es el caso, Trump declaró: “Se los diré en ese momento. Los mantendré en suspenso”.
Clinton censuró las declaraciones de Trump y las calificó de “aterradoras”. Otros correligionarios demócratas se sumaron el jueves a las mismas críticas.
“Esa actitud socava nuestra democracia”, declaró el presidente Barack Obama durante un acto en el que hizo campaña a favor de Clinton en Florida. “Nuestra democracia depende de que el pueblo sepa que su voto es importante”.
Su esposa, la primera dama Michelle Obama, les dijo a 7.000 partidarios de Clinton en Arizona, un estado de mayoría republicana, que Trump está amenazando con “ignorar nuestras voces y rechazar el desenlace de estas elecciones”. Dijo que eso equivale a “amenazar la idea misma de Estados Unidos”.
Las declaraciones de Trump opacaron sus intentos para mermar la credibilidad de Clinton durante el debate.
Desde antes de éste, el multimillonario estaba urgido de que su campaña tomara un nuevo rumbo y atrajera nuevos electores que son profundamente escépticos de su temperamento bravucón y de sus capacidades para ejercer la presidencia, pero parece improbable que haya alcanzado esos objetivos.
Durante un acto de campaña efectuado el jueves en Ohio, un estado que Trump necesita ganar, el candidato presidencial intentó minimizar la situación.
“Quisiera prometer y comprometerme ante todos mis votantes y partidarios y ante todo el pueblo estadounidense que aceptaré totalmente el resultado de esta gran e histórica elección presidencial”, dijo Trump, y tras hacer una pausa de varios segundos añadió: “si yo gano”.
El candidato republicano dijo que aceptará “un resultado electoral claro”, pero señaló que se reserva el derecho a “objetar o presentar una impugnación jurídica” en caso de que pierda.
Aun así desestimó la posibilidad de que ello ocurra porque “no vamos a perder”.
Sin embargo, numerosos líderes republicanos reconocen que Trump se enfila hacia la derrota, a no ser que ocurra un giro importante en los últimos días de la campaña.
La principal preocupación del Partido Republicano ahora es salvar su mayoría en el Senado, seguida de cerca por las preocupaciones sobre su control en la Cámara de Representantes.
“El panorama se ha puesto mucho más difícil para los republicanos en la Cámara de Representantes”, dijo Liesl Hickey, estratega republicana involucrada en algunas de esas contiendas.
El senador republicano Rob Portamn de Ohio dijo que “la santidad de las urnas es crucial para nuestra democracia” y afirmó que él tiene “fe plena” en la organización de los comicios en su estado.
En Pennsylvania, el senador Pat Toome calificó de “irresponsables” las declaraciones de Trump.
___
Pace informó desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Kathleen Ronayne, en Nashua, New Hampshire, y Kathy Matheson, en Filadelfia, contribuyeron a este despacho.
___
Por JULIE PACE, JOSH LEDERMAN y JILL COLVIN