Santo Domingo, R. D.-Desde el año 2003, la Organización Internacional del Trabajo estableció, cada 28 de abril, la celebración del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
La celebración de este Día Mundial radica en una campaña internacional anual para promover el trabajo seguro, saludable y digno. El 28 de abril es, también, la fecha en que el movimiento sindical de todo el mundo rinde homenaje a las víctimas de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales. Esta fecha, además, es el inicio de una diversidad de eventos y actividades mundiales que se organizan durante todo el año.
Este año, el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo coincide con la celebración de los 100 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tiempo en que esta institución se ha esforzado en la lucha por mejorar la seguridad y salud en el trabajo, y continuar procurando los avances a través de los cambios que se producen a nivel tecnológico, así como la formulación de políticas y programas que promuevan el trabajo decente y en igualdad de condiciones para todos los hombres y mujeres trabajadores.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la Salud Ocupacional es una actividad multidisciplinaria dirigida a promover y proteger la salud de los/as trabajadores/as mediante la prevención y el control de enfermedades y accidentes y la eliminación de los factores y
condiciones que ponen en peligro la salud y la seguridad en el trabajo. Además procura generar y promover el trabajo seguro y sano, así como buenos ambientes y organizaciones de trabajo realzando el bienestar físico, mental y social de los/as trabajadores/as y respaldar el perfeccionamiento y el mantenimiento de su capacidad de trabajo. A la vez que busca habilitar a los/as trabajadores/as para que lleven vidas social y económicamente productivas y contribuyan efectivamente al desarrollo sostenible, la salud ocupacional permite su enriquecimiento humano y profesional en el trabajo”.
El hablar de salud laboral u ocupacional no sólo implica pensar en los riesgos comunes, como el calor, ruido, el polvo, productos químicos, máquinas inseguras y el estrés psicosocial que provocan enfermedades ocupacionales. También las condiciones adversas y un ambiente desfavorable en el ámbito laboral, como la discriminación y la desigualdad, pueden afectar la salud; no obstante nuestra Carta Magna y leyes adjetivas relativas a la materia “protegen” los derechos de los trabajadores, a nivel particular, y de los dominicanos en sentido general.
La Constitución de la República Dominicana en su artículo 39 consagra el derecho de igualdad de todos los dominicanos, y el artículo 62 estipula el fomento al empleo digno y remunerado, prohibiendo toda clase de discriminación para acceder al empleo o durante la prestación del servicio; asimismo, la Ley 16-92 o Código de Trabajo, es bien clara en lo relativo a las condiciones laborales de todos los trabajadores.
La discriminación en el ámbito laboral supone un riesgo a la salud de los trabajadores, porque implica la imposición de condiciones de trabajo desfavorables para una parte, en contraposición con los privilegios que posee otra parte, lo que no sólo constituye una injusticia, sino una flagrante violación a los derechos consagrados en las normas establecidas, que termina con la pérdida de derechos adquiridos, afectando la protección de la salud y seguridad en el trabajo.
Lo más indignante y realmente penoso es que la discriminación se experimenta no sólo a nivel de las instituciones privadas, sino que se hace sentir con mayor saña, y muy a nuestro pesar decirlo, en muchas esferas del Estado y el poder político (de todos los colores y denominaciones), quienes paradójicamente serían los más llamados a cumplir y hacer cumplir nuestra Constitución y las leyes nacionales y “convenios internacionales” (lo foráneo, que gusta bastante, por cierto, a muchos “dominicanos”).
Al celebrar el Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo y el Día Internacional del Trabajo, albergamos la esperanza de que nuestro país trate de poner fin a las desigualdades, como única forma de poder trabajar en la prevención de accidentes y enfermedades a nivel laboral.
Poner fin a las desigualdades es también uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, a la que República Dominicana está abocada, específicamente el número 8 establece: “Trabajo decente y crecimiento económico. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.
Ojalá y que nuestra incursión como país al concierto de convenios internacionales, no sea una moda de decir que sí a “todo lo que viene de fuera”, sino que tengamos las agallas y la voluntad política para realizar las transformaciones sociales que ameritan el país y el mundo globalizado en que vivimos.