El video puesto en las redes por la doctora Margarita Cedeño de Fernández, exhortando a los dominicanos con derecho al voto en los Estados Unidos, a votar en favor de la candidata Hillary Clinton, no hace más que retratar nuestra falta de institucionalidad.
En cualquier otro país con instituciones fuertes, este desliz hubiera terminado en la renuncia de la vice presidenta de la República.
Muchos han tratado de minimizar el llamado de la doctora Cedeño, diciendo que otros líderes mundiales han tomado partido por uno u otro bando.
No es lo mismo emitir una opinión en cuanto a tener simpatías por un candidato determinado, que colgar un video haciendo campaña proselitista, donde se destaca su condición de vice presidenta, culminándolo con las banderas de los Estados Unidos de América y de la República Dominicana.
El último párrafo del artículo 3 de nuestra Constitución es bastante claro: “El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana”
No es nuestra intención deshojar la margarita, pero, nos hacemos una pregunta: ¿Cuál sería nuestra posición si gana Donald Trump?
El gobierno, como tal, no se ha pronunciado al respecto. Pero ministros y legisladores si lo han hecho, pero de manera personal.
El presidente del Senado dijo que la vice presidenta cometió “un exceso de imprudencia”.
El Ministro de Relaciones Exteriores, consideró que la República Dominicana no puede bajo ninguna circunstancia intervenir ni expresar preferencias sobre un candidato de otra nación.
Y por su lado, el Ministro Administrativo de la Presidencia expresó; “El gobierno no tiene candidatos en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, esa es una decisión del pueblo norteamericano”.
No es la primera vez y estamos seguros que no será la última, donde funcionarios del Estado dominicano actúan por la libre, sin tomar en cuenta que ellos son partes de un todo, donde debe primar la coherencia y la unificación de criterios.
Por ejemplo, el Ministro de la Presidencia hace una semana dijo: “La JCE debería estar integrada por nuevas personas que tengan la suficiente credibilidad y el suficiente peso ante la sociedad. De esta manera podrán hacer su trabajo libre de cualquier tipo de sospecha o cuestionamiento público”.
Sin embargo, el Ministro Administrativo de la Presidencia ripostó diciendo: “Que se saque al Poder Ejecutivo de esta discusión, ya que sus funciones, de acuerdo con la Constitución de la República, son otras”.
Siendo ambos ministros de la presidencia, no sabemos cuál es exactamente la posición oficial.
En el ámbito económico las cosas caminan igual. El Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo dijo que: “la economía dominicana no produce los dólares suficientes para abastecer la demanda de los sectores productivos”.
Rápidamente el Gobernador del Banco Central le enmendó la plana diciendo, que la economía ha estado produciendo las divisas suficientes.
El Ministro de Hacienda no se quedó detrás y tomó partido a favor del gobernador cuando acotó: “la economía genera y sostiene la demanda de los importadores”.
Esta es la constante. Se repite en todos los estamentos del gobierno. No solo en los Ministerios. Hace poco un director general dijo que, debido a la gran cantidad de lluvia caída en el territorio nacional, las represas estaban llenas casi a capacidad.
Mientras tanto, otro director general afirmaba que la sequía no había terminado todavía.
Tenemos un gobierno que lo han convertido en un archipiélago, donde cada funcionario es batuta y constitución en la isla que le toque dirigir y ven el panorama con cristales de diferentes colores. Así no se puede.
Creemos que ha llegado la hora para que el maestro revise las partituras de la obra, para ver si cada músico tiene la que le corresponde y, sobre todo, si la sabe interpretar.
Es la única forma de que el concierto termine con un gran aplauso de satisfacción y no con sonoros abucheos de rechazo.
Carlos McCoy
carlosmccoyguzman@gmail.com