Estaban tan unidas que su madre no ha podido resistir su pérdida. Los últimos años de la estrella Debbie Reynolds junto a su hija Carrie Fisher, intérprete de la princesa Leia en Star Wars, han sido intensos y muy familiares. Las unía la tercera generación de actrices, la hija de Carrie, Billie Lourd y su buena sintonía entre las 3. Pero dentro de la profesión y mucho antes de la madurez, a relación madre e hija fue un infierno.
Las dos estuvieron diez años sin dirigirse la palabra. Ambas contaron en el programa de Oprah Winfrey que los problemas mentales de Carrie y su adición a las drogas fueron un obstáculo para su entendimiento. Debbie se culpó de hacer crecer a su hija en una ajetreada vida de estrella que no le correspondía por la edad.
Entre las dos hubo rivalidad porque a Carrie la llamaban Debbie en el colegio y estaba muy cansada de ser siempre la hija de la famosa. Las dos han hecho vibrar al público con sus apariciones juntas en las alfombras rojas. Ahora madre e hija ya están unidas para siempre.