La verdad es que a nuestros gobernantes parece que les gusta que los haitianos los pongan de ridículo.
Firmamos pactos, convenios, compromisos y mil diabluras más con los gobiernos haitianos a sabiendas de que ellos nunca los van a cumplir.
El más reciente acto de este eterno sainete es la firma del presidente Luís Abinader y su par Jovenel Moïse. Entre otros acuerdos, el estado dominicano se compromete a “iniciar el proceso de identificación y de inscripción en el registro civil haitiano de todos los ciudadanos de ese país, que estén en territorio nacional”.
Al parecer, esto tiene que haber sido firmado un 28 de diciembre, pues no es más que un “inocente mariposa”. Con la ley de regularización de extranjeros de la República Dominicana, pagada con fondos de nuestro erario, se trató de carnetizar a los haitianos, principalmente, por ser la mayoría de los ilegales en territorio nacional y fue un soberano fiasco.
El fracaso se debió a que las autoridades haitianas no les facilitaron a sus ciudadanos, ningún tipo de documento que pudiera avalarlos como nacionales de ese país. Embarcarnos en hacerle un Registro Civil a los haitianos, es meternos en un maldito problema donde solo nosotros, los dominicanos, vamos a perder.
Uno de los mejores chistes del año es la llamada “interconexión eléctrica entre los dos países”. Haití apenas produce energía para darle servicio energético al 39% de su población, ¿cuál sería la interconexión? Aunque parece una broma, la respuesta no mueve a risas, pues estaríamos hablando de conectar nuestro sistema nacional, que no les proporciona 24 horas a los dominicanos y servírsela a los haitianos, con lo cual solo se beneficiarían los generadores criollos, ya que, hasta este momento, la producción de electricidad en la República Dominicana está subsidiada con millones de dólares mensualmente.
Siguen otros sueños como es el control de la frontera, terrestre y marítima. ¿Quién dijo que a los haitianos les interesa algún tipo de vigilancia fronteriza?
Por último, todos sabemos cuál es el juego de las autoridades haitianas. Firman tratados de todas clases con los dominicanos y al otro día aparecen en un conclave internacional acusándonos de cuantas barbaridades se les ocurra, pero esta vez, quien se está poniendo de relajo a sabiendas de que lo están cogiendo de bufón es el gobierno dominicano.
A partir del próximo 7 de febrero a las 12 de la noche, el gobierno de Jovenel Moïse entraría en la ilegalidad, ya que ese día termina su mandato. Haití está al borde de una conmoción social, pues el presidente haitiano ha programado elecciones para el mes de septiembre del 2021 y la oposición se ha tirado a las calles exigiendo que cese su gestión en la fecha indicada.
La pregunta que se cae de la mata es ¿con este gobierno, a las puertas de la ilegitimidad, es que nosotros estamos llegando a acuerdos tan trascendentales? Todos sabemos lo que sucederá.
Como diría cualquier criollo, si seguimos insistiendo en hacer el ridículo, ¡está bueno que nos pase!