Otra noche histórica del toletero dominicano David Ortiz, con otro reto –nada que ver con una marca deportiva– que parecía inalcanzable para un pelotero de los Medias Rojas de Boston, ser ovacionado por los seguidores de los Bombarderos del Bronx en su feudo sagrado del Yankee Stadium.
Lo que parecía imposible, el legendario “Big Papi”, como popularmente se le conoce a Ortiz, lo logró en lo que fue su último partido en Nueva York ante los eternos rivales de los Yanquis, que como equipo también le reconocieron las grandes aportaciones que ha hecho al béisbol profesional de las Mayores.
A diferencia de lo que sucedía cada vez que Ortiz pisaba el diamante del Yankee Stadium, ser abucheado, esta vez en el Bronx se escuchó una gran ovación que los seguidores de los Yanquis, puestos de pie, le ofrecieron durante más de medio minuto.
Una gran acción deportiva y de reconocimiento que con el humor que siempre caracteriza al veterano pelotero dominicano lo convirtió en algo lleno de agradecimiento y simpatía.
“Fue como si todos estaban felices de que me voy”, declaró Ortiz después que concluyese el partido.
Aunque también hubo un numeroso grupo de fanáticos de Boston, que hicieron que la fiesta de despedida tuviese aun más color al corear el tradicional y popular “¡Pa-pi! Pa-pi!”.
“Soy de los que piensan que cuando te acostumbras a algo y te va bien así, no vas cambiar nada”, reflexionó Ortiz sobre su última visita a Nueva York con el uniforme de los Medias Rojas. “Me acostumbre a los abucheos de ellos cada vez que salía a batear. Te sientes raro cuando no te abuchean”.
Pero en el fondo, Ortiz reconoció que lo que había sucedido en su último partido sería algo “único” y que jamás olvidaría.
“Este es un estadio memorable y esto no pasa todos los días”, destacó Ortiz. “Es algo que tienes que vivir para darte cuento de lo que significa”.
Durante una ceremonia de unos cinco minutos, Ortiz recibió una pintura al óleo con su imagen y un libro de cuero con cartas escritas a manos por jugadores activos y retirados de los Yanquis.
Cierto que Ortiz se merecía eso y mucho más por su trayectoria, pero el gesto de los Yanquis de alguna manera también llegó como una devolución de otra gentileza deportiva que ya habían tenido anteriormente los Medias Rojas.
Se dio cuando homenajearon en el Fenway Park de Boston a dos legendarios de los Yanquis como fueron el exlanzador panameño Mariano Rivera en 2013 y el excampo corto Derek Jeter en 2014.
Acompañado por su esposa Tiffany, su hija Alexandra y su hijo D’Angelo, Ortiz recibió el libro de manos del retirado pitcher de los Yanquis David Cone y del actual jardinero Jacoby Ellsbury, excompañero suyo en Boston.
Rivera entró en escena, se fundió en un abrazo con Ortiz y luego le ayudó a develar la pintura de Justyn Farano, la que muestra al dominicano frente al plata y saludando con la gorra al público en el Yankee Stadium.
A sus 40 años, Ortiz planea retirarse al final de la temporada. Y sus Medias Rojas, que la noche previa aseguraron el título de la división Este de la Liga Americana, ahora van en busca de un cuarto campeonato de la Serie Mundial con Ortiz en la parte medular de su orden ofensivo tras las consagraciones de 2004, 2007 y 2013.
Nada importó que en el partido, ganado 5-1 por los Yanquis –eliminados de la fase final–, Ortiz fuese retirado en el segundo episodio por los lanzamientos del zurdo estelar C.C. Sabathia y luego recibió una base por bolas en el cuarto.
Ahí se acabó la noche para Ortiz, al ser reemplazado por el corredor emergente Brock Holt.
“Big Papi” recibió otra fuerte ovación en su salida a la caseta de los Medias Rojas, y señaló con el brazo hacia la banca de los Yanquis como gesto de agradecimiento.
Se fue en blanco en los 10 turnos que tuvo en esta serie de tres partidos, y lleva 14 turnos seguidos sin conectar imparables contra los Yanquis.
Pero en sus dos décadas de trayectoria en las mayores, Ortiz acumuló 53 jonrones en la temporada regular contra los Yanquis. Salvo uno, todos fueron con Boston, empatado en el cuarto puesto junto a Hank Greenberg y detrás de Jimmie Foxx (70), Ted Williams (62) y Manny Ramírez (55), toleteros históricos de los Medias Rojas.
Treinta y uno de sus cuadrangulares contra los Yanquis se dieron en el Bronx, empatado en el segundo lugar con Mickey Vernon, uno por delante de Williams y uno detrás de Goose Goslin.
“Estoy en calma conmigo mismo. Me preparé para vivir esto”, señaló Ortiz. “Me siento súper orgulloso con este año. Las cosas han funcionado de una forma virtuosa y ahora hay que pensar en la fase final, donde podemos seguir por el camino ganador”, agregó Ortiz.EFE