Es posible que el secretario de Justicia Jeff Sessions no fuera claro sobre sus contactos con funcionarios rusos durante la campaña 2016, pero lo que sí es evidente es que la controversia sobre cualquiera que haya sido la participación del Kremlin en la política estadounidense no se disipará rápido.
Sessions se volvó el jueves en el segundo funcionario de alto rango del gobierno de Donald Trump en verse afectado por tener conversaciones con funcionarios rusos, lo cual lo obligó a retirarse de una investigación donde se examinan las comunicaciones entre colaboradores del actual gobierno y Moscú. Sessions —uno de los que primero apoyó a Trump y que luego se convirtió en asesor clave de su campaña— dijo el jueves que se recusaba de la investigación rusa por recomendación de sus colaboradores.
“Siento que no debo involucrarme en un investigar en una campaña en la cual participé”, dijo.
Sus actos ocurren tras las revelaciones de que se reunió dos veces con el embajador ruso y que no informó de ello durante su audiencia de confirmación ante el Congreso, bajo juramentación, en enero. Aunque dijo que no trató de engañar a nadie, reconoció que pudo haber sido más cuidadoso durante su testimonio.
“Debí frenar un poco y decir ‘pero sí me reuní en par de ocasiones con un funcionario ruso”’.
A pesar de que la Casa Blanca salió a apoyarlo, su retiro de la investigación se dio en medio de un coro que demandaba que Sessions resolviera cualquier aparente contradicción entre sus conversaciones con el enviado de Moscú Sergey Kislyak y lo que dijo en enero ante el Congreso en el sentido de que no tuvo comunicación alguna con rusos durante la campaña.
Su caso se asemeja al del general retirado Michael Flynn, quien hace dos semanas renunció como asesor de seguridad nacional por no informar a la Casa Blanca que se había reunido con Kislyak.
Una de las conversaciones de Sessions con Kislyak ocurrió durante un evento en julio en el marco de la Convención Nacional Republicana realizada en Cleveland. En ese mismo acto, el embajador ruso también tuvo una conversación con Carter Page, quien se desempeñó brevemente como asesor de política exterior en la campaña de Trump, de acuerdo con una persona con conocimiento de la discusión.
Por separado, un funcionario de la Casa Blanca dijo el jueves que Flynn y el yerno de Trump, Jared Kushner, se reunieron con Kislyak en la Trump Tower de Nueva York en diciembre pasado. El funcionario describió la reunión como un breve encuentro de cortesía.
En Moscú, el canciller ruso Sergey Lavrov dijo que los contactos con funcionarios y legisladores son parte de las labores de un embajador y que la presión sobre Sessions “se asemeja mucho a una cacería de brujas o a los tiempos de McCarthy”, el senador republicano de la década de 1950 que encabezó la persecución de lo que llamaba comunistas traidores que trabajaban en el gobierno y el ejército estadounidense.
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Eric Tucker