Por Melba Grullón Ubiñas.-
Los patógenos nocivos, organismos como virus y bacterias capaces de causar enfermedad, se potencian y sobreviven más fácilmente en ambientes ácidos.
Esta idea ha sido corroborada en una investigación reciente del Departamento de Biociencias Moleculares de la Universidad de Kansas, Estados Unidos, publicada en la revista “PLOS Pathogens”, una publicación científica.
También se le ha atribuido a Linus Pauling, estadounidense galardonado con el Premio Nóbel de Química en 1934, y a Otto Heinrich Warburg, alemán galardonado con el Premio Nóbel en Fisiología y Medicina en 1931.
Basados en esta premisa, a nivel físico, mantener el cuerpo con un pH alcalino sería la clave para su buen funcionamiento, para una buena salud. Se podría decir que la vida física óptima de nuestro organismo depende mucho del equilibrio del pH.
Estas dos letras, pH, simbolizan el potencial de hidrógeno, ese átomo primigenio del que nos hablan los Hermanos Mayores en el “Cuento de la Micropartícula Curiosa”, en el primer capítulo del Nuevo Curso Holístico de Tseyor.
En esta 3D, el pH es el coeficiente que indica el grado de acidez o alcalinidad de una sustancia, y se mide en una escala que oscila del 0 al 14, siendo 0 lo más ácido, 7 neutro y 14 lo más alcalino. El pH de nuestro cuerpo se puede medir en sangre, orina o saliva.
Estoy compartiendo mi testimonio sobre este tema desde hace ocho años, cuando publiqué “¿Qué te han dicho de la Helicobacter Pylori?”, en el año 2013. En el tiempo que esa bacteria estaba activa en mi estómago, mi orina tenía un pH de 5.73, es decir, ácido.
En esa época manejaba un nivel alto de estrés, sedentarismo al trabajar todo el día sentada, malos hábitos alimenticios, estaba deshidratada, intoxicada y mis odres mentales estaban saturadas, así que necesitaban un vaciado.
Diez meses después de un proceso profundo de desintoxicación orgánica, un cambio radical en mi nutrición, ejercicios, saunas, ajustes… y comprendiendo las causas de mi situación, leyendo la monografía Tseyor “La enfermedad, una oportunidad para la comprensión”, el pH de mi orina subió a 6.68.
La nutrición ha sido un factor vital para lograr el estado óptimo de equilibrio ácido-alcalino, ya que hay nutrientes con la capacidad de acidificar y otros con la capacidad de alcalinizar nuestro organismo.
Dentro de los más alcalinos están los alimentos verdes, los cuales tienen una mayor concentración de clorofila. Por ejemplo: Espinacas, Col Kale, Brócoli, Pepino, Aguacate, Apio, Pimientos, etc.
En la monografía Tseyor “La alimentación y las semillas de alto rendimiento”, los Hermanos Mayores, Guías Estelares del Grupo Tseyor, nos sugieren que los alimentos del futuro van a ser ricos en vibración y nos van a proporcionar una gran fortaleza.
En conclusión, optar por una dieta alcalina mantiene el equilibrio del pH y protege nuestro organismo de virus y bacterias nocivas. Además, por supuesto, del equilibrio en nuestras mentes.
Hace meses, diagnosticaron a mi Madre con quistes de entamoeba histolystica (Ameba) y blastocytis hominis. Enseguida observé en sus análisis el pH de su orina y estaba en 5.5 (ácido). Puede ser que comiéramos el mismo alimento pero, por la acidez de su organismo, en ella se pudo desarrollar una amebiasis. Sin embargo, la alcalinidad de mi organismo me sirvió de escudo protector.
Además de llevar una dieta alcalina, tomo agua energetizada todos los días de manera consciente y antes de comer, con las manos extendidas sobre los alimentos, siempre digo el mantra de protección que nuestra Hermana Mayor Noiwanak, la viajera del tiempo, nos entregó como herramienta para energetizar nuestros alimentos.
Este mantra de protección dice: “Que el vino y el pan de esta Tierra, nos lleven a reconocer al Cristo Cósmico en nuestro interior. Y con su protección poder alcanzar el camino de la Libertad, para tutelar a todas las réplicas hacia la realidad de los mundos. Tseyor, Tseyor, Tseyor”.
Según el más reciente análisis, el pH actual de mi orina es siete (7).
¿Sabes tú cómo está el tuyo? …
@melbagrullon