La charrería recibió hoy en México el certificado que la reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que destacó el “entramado simbólico” de esta tradición.
El reconocimiento era necesario para hacer entender “que detrás de este arte está plasmado el trabajo duro para sobrevivir en el campo y una larga historia de usos ecuestres para proteger a los pueblos”, señaló Alma Lara, oficial de Administración de la Oficina de la Unesco en México, en un evento celebrado en la capital.
La charrería es una tradición de quienes se dedican a la cría y pastoreo de caballos desde hace ya varios siglos.
Los charros realizan los llamados “jaripeos”, en los que tratan de dominar a los caballos mediante suertes o faenas con sogas, que se desarrollan en un lienzo o rodeo en un ambiente festivo.
Lara destacó que la charrería actualmente es un “diálogo entre generaciones” y un tejido que une a la gente del campo y las ciudades.
“Hoy emerge como patrimonio mundial por su transversalidad, como conocimiento vivo en simbiosis con la naturaleza, su entorno y su sociedad”, destacó.
Jorge Gutiérrez, subsecretario de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura de México, recordó que el país ocupa “en el primer lugar en América en bienes inscritos como patrimonio y el séptimo a nivel mundial”.
Agregó que para proteger la charrería, así como otras expresiones culturales, se trabaja en la instalación de una Comisión de Patrimonio Cultural Inmaterial, cuya misión será la identificación, registro, reconocimiento, difusión, valoración y salvaguarda del patrimonio intangible de la nación.
La charrería se convierte así en la octava manifestación cultural mexicana inscrita por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial, uniéndose a otras como la cocina tradicional mexicana, las fiestas dedicadas a los muertos o el mariachi.